San Pugliese

De zurda y sin un mango se me hace Don Osvaldo
que andás por calle Humboldt arriando un aluvión
de tangos enyumbados que van a contramano
de un cielo ya tapado por monstruos de hormigón.

Sabés, a Buenos Aires le falta tu misterio,
tu mística tanguera que hacía delirar;
por eso yo te pido “santito” en este infierno
¡chuceame a los que quieren mufarnos la ciudad!

San Pugliese
nuevo arcángel suburbano
en qué patio revirado
se quedó tu corazón.
San Pugliese
antimufa, milonguero,
alumbranos desde el cielo
desangrándote de amor,
que hoy tus tangos
son el alma del asfalto,
son el cuore y el infarto
de este “ispa” en rebelión.

Mi abuelo me contaba que allá, en los cuarenta
las minas se empilchaban de luz el corazón,
soñando que una noche al ritmo de tu orquesta
algún cantor de barrio las saque del bajón.

Ya ves, a nuestra gente le jode el ninguneo
de ver como se llevan el último adoquín;
por eso yo te pido “santito” en este infierno
¡chuceame a los que quieren mufarnos el país!