No sé si te acordás

No sé si te acordás de mi mirada
(mi cuerpo está cambiado por demás);
yo era el flaco aquel que te llevaba
del hombro por el barrio a caminar.

Pompeya era una dicha sin recuerdos
y el tiempo lo marcaba el viejo tren,
aquel que silenciaba los “te quiero”
de nuestro bello amor de terraplén.

No sé si te acordás. Vos eras pura paz
y yo la rebeldía y la pasión
vos eras ilusión, ternura y emoción
y yo la tozudez y el corazón.
No sé si te acordás que yo después corrí
detrás del sueño aquel que un Mayo dio París.
Y vos en vano te aferraste más
y mi querer no supo bien que hacer.
Tu mano la solté. Igual me acarició.
Y luego, ya sabés, el mar enrojeció.
Y no nos vimos más.
Y claro, no sabés
que nunca, nunca, nunca te olvidé.

No sé si te acordás. Yo te esperaba
sonriendo algo nervioso en el andén;
el mundo se posaba en tu mirada
el cielo se asomaba en tu vaivén.

Que suerte haberte visto nuevamente.
¿no ves que vos también te emocionás?
La vida es una marcha permanente;
ya sé que todo aquello quedó atrás.