Idilio campero

Tango

Ya no te acuerdas, paisana amada,
que entre las sombras que da ésta parra
en los acordes de mi guitarra,
parte tu vida de enamorada.
Vení paisana de mis amores,
vení a mi rancho de paja y barro
que entre cantares, risas y flores,
los sinsabores sabré olvidar.

En la corteza del sauce grande,
¿ya no te acuerdas que con pasión,
dejé grabado tu hermoso nombre
a filo y punta de mi facón?
¿Ya no te acuerdas, criolla de mi alma,
que en una noche, bajo el parral,
juntó mis labios sobre los tuyos,
y que de envidia cantó un zorzal?

Sabés que siempre, porque te quiero,
tu larga ausencia vivo llorando,
que quedo triste, que estoy penando,
cuando me falta tu amor primero.
Sabés que te amo, criolla preciosa,
porque sos suave, como la brisa,
porque tu boca, fresca y hermosa,
como una rosa se abre por mí.

Tengo este rancho, que te lo ofrezco,
cuando lo quieras será tu hogar,
y así, mi criolla, tendrás la vida
de un noble gaucho que sabe amar.
Y cuando quedes de amor rendida,
cuando me sepas corresponder,
mujer de mi alma, mujer querida,
con mi guitarra te cantaré.