Bibelot

Tango 1934

Muñeca vestida de percal.
¡Muñeca con alma de cristal!
Yo te lloré como un niño
cuando te fuiste de mi arrabal.
¿Y no eras feliz, acaso, vos?
¡Jamás te faltó cariño!
¡Qué gozo saber
que habrás de volver!
Por vos me lo dice Dios.

Hoy sos un bibelot
muriéndose de esplín,
con cara de pierrot,
con alma de violín.
Yo pienso, desde acá,
que no serás feliz;
que pronto acabará
tu sueño, allá en París,
porque tu corazón,
-romántico, fatal-
si escucha al bandoneón,
su canto de arrabal,
¡te ahoga la emoción!
No puedes más,
sin quererlo
sollozás.

¡Muñeca!... ¡Decí quién sos ahí!...
Decí, ¿qué te dan que no te di?
Yo sé que si alguien te canta,
vos no podés olvidarme a mí.
Muñeca, ¿estás bien? ¡No vuelvas, no!
Tal vez mi arrabal te espanta.
Si, para mi mal,
vos sos de cristal...
¡no vuelvas, mi bibelot!