Medallita de los pobres (Virgencita de Pompeya)

Tango

Virgencita de Pompeya
nacida en el barrio turbio,
como una flor del suburbio
que embelleció al arrabal...
Te llevo siempre en mi pecho
de malevo y de compadre,
porque te colgó mi madre...
defendiéndome del mal.

Me basta que tu recuerdo
acaricie mi memoria
para vivir en la gloria
de una suprema emoción:
compañera de mis noches
de bohemio emperdenido,
que estás sintiendo el latido
de mi criollo corazón.

Desde Palermo, a Barracas,
de Puente Alsina a Pompeya,
nadie se paro en mi huella
ni se burló de mi fe;
y en mis horas de tristeza,
por muy hombre y muy derecho
te saqué desde mi pecho
y a escondidas, te besé...

Medallita de los pobres,
bendita señora mía
puesta por Dios como guía
para aliviar mi dolor:
Cuántas veces descansaste
sobre aquel pecho querido
de una mujer que no olvido
porque a tu lao palpitó.

Las vueltas que me he jugado
por no dejar de ser hombre,
cuando evocaba tu nombre
al fallarme el corazón...
¿Y te acordás, Virgencita,
la noche en que Pancho Almada
me tiró una puñalada...
y le rompiste el facón?

Virgencita de Pompeya
que no conocés el Centro.
Pero que estás tan adentro
en el alma nacional...
¡Te llevo siempre conmigo
en mi vida de compadre,
porque sos como una madre
que me defiende del mal!...