Humos de bailarín

Poema lunfardo

Un chichipío sin esquinas
con humos de bailarín
por cumplir su berretín
se da dique con las minas.

Se cree el rey del salón,
cuando pisa una milonga,
tratando de entrar de ronga
sin orgullo de varón.

Baila el tango de memoria,
no escucha la melodía,
hasta el himno bailaría,
sin respeto a nuestra historia.

Ya sea milonga o tango
él, a todo lo baila igual,
no conoce el arrabal
que se formó con el fango.

No gira bien en la pista,
se maneja en contramano,
patea hasta al hermano
y, sin levantar la vista,

lanza ganchos y patadas,
se parece a un karateca
sin saber lo que es un feca,
menos de cortes y quebradas.

No será un buen milonguero
si del tango, no escucha el son,
y siente que el corazón
le late a lo arrabalero.