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Por
Emiliano Sued

Un viejo smoking y Gardel

n 1923, el estadounidense Lee De Forest presenta ante la prensa un sistema de sonido cinematográfico que permitía grabar el audio de una película sobre la misma cinta de celuloide. El sistema Phonofilm transformaba el sonido grabado en haces de luz de densidad variable que se imprimían sobre uno de los márgenes de la película y eran luego decodificados.

En 1930, el novedoso dispositivo fue adquirido por la productora argentina Cinematográfica Valle con la intención de rodar cortometrajes que complementaran el programa de los cines. El director a cargo de la realización fue Eduardo Morera, y la estrella que los protagonizó, Carlos Gardel, quien hasta ese momento había tenido una única experiencia frente a la cámara cinematográfica: entre junio y julio de 1917 había filmado Flor de durazno, un largometraje mudo dirigido por Francisco Defilippis Novoa.



En abril de ese mismo año, Gardel había grabado su primer tango: “Mi noche triste (Lita)”, de Pascual Contursi y Samuel Castriota. Acompañado por la orquesta de Francisco Canaro, Viejo smoking fue el primero de los cortos filmados y el único donde se desarrolla una breve escena. En la innovadora sincronización de imagen y sonido, lo que también se estaba reuniendo, de una vez y para siempre, era la imagen cinematográfica de Gardel, el Gardel actor, aquel que contaba con un único antecedente (de la película muda), con el sonido de su voz, el Gardel cantor de tangos. Esa imagen y esa voz nacen, por separado, en 1917.

Juntas (tecnológicamente reunidas) por primera vez en “Viejo smoking” dan origen al Gardel cantor y actor de tangos para el cine. El viejo smoking abandonó entonces el ropero para darles esplendor a algunos de sus nuevos personajes.