Por
Oscar Del Priore
| Irene Amuchástegui

Una lágrima tuya, historia de su creación

l poeta Homero Manzi sufrió una larga enfermedad, consciente de lo inevitable del desenlace, que se produjo el 3 de mayo de 1951. Mariano Mores recordaba en una entrevista con Irene Amuchástegui: «Una tarde fui a visitar a Manzi, cuando ya estaba muy enfermo. Conversando, me dijo: “Me voy sin haber escrito nada contigo, y no me lo perdono. Y vos, también... nunca fuiste capaz de decirme”. Yo le contesté: “Es que me pareció imprudente, porque vos siempre trabajaste con Troilo. Y además, lo de ustedes tiene un sabor local y lo mío, en cambio, no es tan localista, tiene un corte más universal”. Como insistía, pregunté si había un piano en la casa y le hice escuchar algo que yo estaba preparando en ese momento para la película Corrientes, calle de ensueños. Él me escuchó desde el dormitorio y ahí mismo sacó el monstruo (como se llama al borrador de la métrica). Tres días después me llamó diciéndome: “Hice una cosa preciosa”. Volví a la casa y, realmente, era un tema total».

De acuerdo con la fecha de rodaje de la película Corrientes, calle de ensueños (dirigida por Román Vignoly Barreto), esto que narra el compositor ocurría en 1948. Sobre el tema musical de Mores, que entrama el tango con aires de malambo y de huella —en la misma línea de fusiones camperas de su tango anterior “Adiós pampa mía” y de su tango posterior “El estrellero”, Manzi escribió una letra cargada de nostalgias serranas. En realidad, no una, sino tres versiones de una misma letra.

Una lágrima tuya” fue interpretado en dos momentos de la película. Primero, por el propio Mores, quien encarna al personaje central, y aquí canta acompañándose en piano:

Vive soñando
pero esa blanca estrella
siempre, siempre está lejos.
Por amargos caminos
vuelve el pasado
y por esos caminos
se van los sueños
y de pronto resuena su propio paso
como si fuera el eco
de algún recuerdo.
Una luna que rueda por la montaña
y una lágrima tuya
que moja el alma...


La segunda versión está en la escena final, en la que Canaro dirige a una gran orquesta y canta Enrique Lucero, con coro:

Temblor de ala lejana
trajo tu voz
y una mañana
me dijo adiós.
Rumor de manantial
y el repicar
de las campanas
y un cielo azul
lleno de luz
y un campo verde
lleno de sol.
Una luna que rueda
por la montaña
y una lágrima tuya
que moja el alma.


Esta escena, de acuerdo con el detallado registro que llevó Antonio D'Alessandro, violinista de Canaro, fue filmada el 31 de agosto de 1948, en el teatro Maipo.

Estos dos fragmentos de letras pueden considerarse, en todo caso, tentativas de la letra que aparece en la versión grabada por la orquesta de Aníbal Troilo y los cantores Edmundo Rivero y Aldo Calderón el 30 de marzo de 1949 (es decir, después del rodaje pero antes del estreno del film), que es la que perduró en todas las grabaciones posteriores del tango. Resulta claro que Manzi, luego de la filmación, terminó de dar forma a la letra (esas dos letras anteriores, a continuación de los versos transcriptos siguen con versos idénticos a la versión definitiva).

La repercusión de “Una lágrima tuya” fue inmediata al estreno, realizado por Troilo en Radio El Mundo (simultáneamente con su versión discográfica), es decir, meses antes del estreno de la película, ocurrido recién el 29 de setiembre de 1949. Entre otras grabaciones de esos días, mencionemos las de las orquestas de José Basso con las voces de Francisco Fiorentino y Ricardo Ruiz (realizada el 27 de mayo de 1949), y Francisco Canaro con Mario Alonso (del 13 de octubre del mismo año). También en época cercana al estreno, lo registraron los solistas Charlo y Hugo Del Carril.

Mores grabó su tango en 1957, con la voz de Enrique Lucero —que era su hermano— y, en 1977, con la voz de Nito Mores, su hijo. También realizó una versión instrumental como tango malambo sobre el tema “Una lágrima tuya”, en 1960. Y lo incluyó, siempre, en los repertorios de sus sucesivas formaciones musicales.

Hay versiones de Libertad Lamarque, Nelly Omar, Enrique Dumas, Rosanna Falasca, Susy Leiva, Alberto Marino y su hija Claudia Mores en dúo, Los Cinco Latinos y Antoio Prieto. En versiones instrumentales, fue llevado al disco por la orquesta de José Basso —que antes lo había hecho con canto— y por la Banda de la Fuerza Aérea Argentina.

Publicado en el libro: Cien tangos fundamentales, de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui, Aguilar, Buenos Aires 1998.