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Por
José María Otero

Sanata sobre la pava

l Primus no me fallaba con su carga de aguardiente y habiendo agua caliente el mate era allí señor. (“El bulín de la calle Ayacucho”). En una rueda de amigos, nada mejor para las confidencias que una buena pava, yerba y mate.

Hoy sanatearemos sobre ese utensilio tan particular y argentino llamado: la pava. Como a algún paisano se le dé por ir a pedir a la ferretería una pava en España, no le entenderá nadie, pues en la “Madre Patria”, se trataría de una tetera.

Originalmente, los primeros indios, gauchos y colonizadores que tomaban mate, le llamaban caldera al artefacto donde se calentaba el agua, y no tenía pico. Incluso en algunos puntos del litoral mesopotámico, o del Uruguay aún se la llama así.
En Paraguay siguen todavía los antiguos llamándola por su nombre guaraní: itacuguá: i (agua), tacú (caliente), guá (recipiente). Dicha caldera, tampoco tenía tapa en principio.

¿Por qué se llama pava en Argentina? Se dice que se trata de una humorada de los gauchos que, en la rueda del mate, la comparaban con la hembra del pavo porque tiene la silueta de un ave echada sobre el nidal. Y la compararon con la opulenta hembra del pavo por ser rechoncha de cuerpo, ennegrecida de hollín y con el largo cuello tubular en forma de S que le nacía del medio vientre, por no decir del buche. Y la imaginaron echada junto al fogón, empollando las brasas del rescoldo y arrullando cantarina, según expresión de Lugones al hervir, produciendo sonidos diversos.

Enrique Cadícamo se mandó estos versos para mayor gloria de Angelito Vargas:

Soy de ese barrio de humilde rango,
yo soy el tango sentimental.
Soy de ese barrio que toma mate
bajo la sombra que da el parral.

Y para los que no lo recuerdan, les comento:

El mate amargo significa indiferencia.
El dulce: amistad.
Con limón: disgusto.
Con canela: simpatía.
Con cáscara de naranja: ven a buscarme.
Con melisa: Tu tristeza me aflige.
Con leche: te estimo.
Con café: tu ofensa está personada.

Por último, estos inolvidables versos:

Yo no soy cantor ladino
Y mi habilidad es muy poca;
Más cuando cantar me toca
Me defiendo en el combate,
Porque soy como los mates:
Sirvo si me abren la boca.
(Martín Fierro)

Y a seguir calentando la pava pa’ tener el agua a punto…