Por
Oscar Del Priore
| Irene Amuchástegui

Vida mía - Los pormenores gremiales de “Vida mía”

ango canción romántico, bien al estilo de Osvaldo Fresedo, como que es el más popular de los que escribió su autor. Lo estrenó en 1933 y fue cantado por primera vez por su cantor Roberto Ray. Prácticamente todos los cantores que integraron la orquesta de Fresedo cantaron “Vida mía”, era un tango inevitable en el repertorio de su celebrado director. Los que llegaron a grabarlo fueron tres: Roberto Ray, el primero, en 1933; Oscar Serpa, en 1944; Héctor Pacheco, en 1952. También hizo Fresedo dos grabaciones especiales acompañando a celebrados cantantes extranjeros: Tito Schipa, en 1934, y Pedro Vargas, en 1945. También existe una grabación —tomada en vivo, en 1956, en la boite Rendez Vous— en la que el trompetista Dizzy Gillespie improvisa mientras Fresedo, sin cantor, toca “Vida mía”.

Carlos Gardel estuvo a un paso de cantar “Vida mía”. En la década del 30, autores y compositores se habían dividido en Buenos Aires. Existían dos sociedades que se atribuían el derecho de representación y cobro, lo que provocaba situaciones por demás enojosas. Llegó a ocurrir que los usuarios de la música muchas veces no sabían a quien pagar y entonces, no lo hacían, o le pagaban sólo al que llegaba primero. Finalmente, ambas agrupaciones se unirían para propiciar el nacimiento de SADAIC.

Pero en el momento del conflicto estaba, por un lado, la Asociación de Autores y Compositores de Música, donde se alineaban, entre otros, Osvaldo y Emilio Fresedo, Juan Carlos Cobián, Modesto Papávero, Alfredo Eusebio Gobbi y Alfredo Pelaia. En la vereda de enfrente, el Círculo Argentino de Autores y Compositores de Música reunía a un equipo mucho más poderoso, integrado por Francisco Canaro, Francisco Lomuto, Gerardo Matos Rodríguez, Anselmo Aieta, Lito Bayardo, Cátulo Castillo, Charlo, Julio De Caro, Enrique Santos Discepolo, Celedonio Flores, Agustín Bardi, Manuel Romero, José Razzano, Pedro Laurenz, Rodolfo Sciammarella y muchos más.

En 1934, Osvaldo Fresedo era presidente de la Asociación, y en tal carácter viajó a Estados Unidos, con el propósito de lograr un convenio con la sociedad norteamericana ASCAP. Fresedo había realizado, en 1932, una presentación con orquesta numerosa en el Cine Ástor, en lo que se llamó tango sinfónico. Con esa experiencia, y para congraciarse con los directivos de ASCAP, ofreció realizar en forma gratuita una audición de tangos para una emisora radial, en Nueva York. Los directivos norteamericanos aceptaron complacidos la oferta y le preguntaron qué necesitaba. Puesto a pedir, Osvaldo solicitó una orquesta sinfónica y dos cantantes, un hombre y una mujer. Todo esto tenía un fin político: Fresedo suponía que luego de la actuación iba a obtener, para la Asociación que presidía, el contrato de representación de ASCAP. Sin embargo, no fue así... Por culpa de Gardel.



ASCAP pidió al Zorzal Criollo —que estaba en Estados Unidos— que fuera él quien cantara con la gran orquesta sinfónica de Fresedo, que estaría integrada por 56 músicos. A los dos días, Fresedo recibió un llamado de Alfredo Le Pera, quien le enviaba los saludos de Gardel y le informaba que por compromisos contraídos anteriormente, al cantor le era imposible intervenir en esa audición. Fue así que el cantor Pancho Spaventa interpretó “Vida mía” y otros tangos con la orquesta dirigida por Osvaldo Fresedo.

No existe nada que haga pensar que Le Pera mentía, ya que la actividad de Gardel en Nueva York era febril. El concierto se realizó sin él y, según crónicas de la época, fue magnífico. Pero cuando Fresedo intentó concretar sus negocios con ASCAP, se encontró con que el contrato ya había sido logrado por la entidad rival, el Círculo, con la intervención de Gardel, a pedido de Canaro.



Otra anécdota, muy posterior, une a Gardel con “Vida mía”. Ese tango y no “Por una cabeza” había sido elegido para la película Perfume de mujer (dirigida en 1992 por Martin Brest). Cuando los productores solicitaron a SADAIC el permiso para utilizar el tango de Fresedo, consideraron excesivo el cachet fijado por los herederos del compositor. Fue así que optaron por el tango de Gardel, cuyos derechos autorales habían pasado ya al dominio público, cumplidos 50 años de la muerte del cantor y de Le Pera.

Además de las versiones de Fresedo de “Vida mía”, no podemos dejar de mencionar las logradas por Horacio Salgán, sin cantor: con el Quinteto Real y con el dúo Salgán-De Lío.