Por
Oscar Del Priore
| Irene Amuchástegui

Chiqué - Historia del tango “Chiqué”

egún estableció José Gobello (Etimologías, Ediciones Corregidor), el del tango de Ricardo Brignolo es el primer registro literario de la voz lunfarda chiqué. Acerca de su origen y uso, explica Gobello: «Chiqué simulación, dar chiqué, hacer chiqué no llegan al lenguaje porteño desde los orígenes del lunfardo. Se le incorporan tardíamente desde la tecnología de la vida airada, que debe de haber tomado chiqué del argot du milieu (la jerga de los rufianes). Chiquer es, en argot, abreviación de chiquer contre y éste deformación de chiquer comte, que a su vez lo es de chiquer comtois. Chiquer comtois, chiquer comte, chiquer contre es “mentir y simular” (hacerse el zonzo, como decimos aquí)».

La expresión aparece en varias letras de tangos. Mencionemos algunos ejemplos: “Che papusa oí”, («Muñeca, muñequita que hablás con zeta/y que con gracia posta batís mishé/que con tus aspavientos de pandereta/sos la milonguerita de más chiqué»); “Pobre milonga”, («Milonga, tenés que seguir cantando/aunque tu dolor se oponga/pues si ven que estás llorando,/Milonga, todos dicen que es chiqué»); “Noches de Montmartre”, («Muñequita de lujo, labios pintados/silueta dibujada con gran chiqué»). Finalmente, consignemos el caso más específico del tango “No me hagás chiqué”, de Rodolfo Sciammarella y Juan Fernández: «No me hagás chiqué/todos te dirán/y aunque placer sientas/nunca lo creerás».

De acuerdo con el relato de Héctor Bates y Luis Bates en La historia del tango —recogido más tarde en distintas versiones del nacimiento de la obra—, Brignolo escuchó la expresión chiqué de labios de una bailarina y decidió emplearla en su tango, posterior a la época de su actuación en La Olla Popular, academia de baile de la calle Sarmiento.

Sin embargo, Francisco García Jiménez, en Así nacieron los tangos (Ediciones Corregidor), afirma: «Evocando en la 'olla popular', Brignolo le oye esta expresión a una bailarina francesa, dicha con traslúcida intención a su compañero: -No hagás chíqué. La francesita le aclaró el término a Brignolo, y a él le gustó para titular un tango que acababa de componer. Por las (...) razones que me confió una vez con estas sinceras palabras: “Yo había volcado en la pieza un fantaseo que me parecía de muchas ínfulas para un bailable. Sonaba bien aquello, pero lo encontraba pretencioso. Y como para curarme en salud, le puse “Chiqué” de título”».

Se considera que en la versión definitiva de “Chiqué” hubo otras manos. Hay elementos presumiblemente ausentes en el original, que distintas conjeturas atribuyen a Juan Carlos Cobián y al Alemán Fritz. En un trabajo realizado por el Instituto Nacional de Musicología (varios autores) se asegura que el tango «cobra su perfil definitivo cuando el Alemán Fritz le agrega un inspirado contracanto». Esta parece la teoría más convincente, si se revisan las antiguas ediciones del tango. Porque allí la armonía aparece escrita para violonchelo (aunque posteriormente se trasladaría al violín), y Fritz era violoncelista.

Las dos letras de “Chiqué” fueron agregadas luego del estreno. La que corresponde a Ricardo Corazón de León oculta, tras el seudónimo, al propio Brignolo. Pero el tango tuvo mucho mayor difusión como instrumental. La segunda letra pertenece a Juan Carlos Fernández Díaz.

Entre las grabaciones cercanas al estreno, citemos las de las orquesta de Francisco Canaro y Roberto Firpo y la versión del cantor Ignacio Corsini. También fue registrado por el propio compositor y por las orquestas de Pedro Maffia, Julio De Caro, Juan D'Arienzo. Enrique Francini y Armando Pontier lo grabaron cuando codirigían su orquesta y también lo hizo cada uno luego, al separarse. Entre otras grabaciones, vale la pena destacar las de Osvaldo Pugliese, Fulvio Salamanca, Osmar Maderna, Astor Piazzolla (con su orquesta típica y con quinteto), Aníbal Troilo (que lo registró en dos ocasiones), y la Orquesta del Tango de Buenos Aires con dirección de Carlos García.