Por
Guadalupe Aballe

Cena internacional de la Mesa del Café

onfieso que con mucha ilusión asistí a la cena convocada para el lunes 6 de octubre, la quinta para los amigos de Todo Tango, la segunda para mí. Esa noche a las 21 horas nos hicimos presentes en Il Vero Arturito para sentir la alegría de reencontrarnos con los amigos, algunos con la emoción de ponerle un rostro a un nombre y todos con las ganas de compartir, una vez más, un momento de camaradería enriquecedora e irrepetible. La amistad tiene una manifestación esencial que es la sana alegría del momento compartido.

En gran mayoría se puede decir que hubo puntualidad y una escena que felizmente se repetía: abrazos acompañados de una gran sonrisa, muchos: «¡Hola!», «¿Qué hacés?», «¡Qué suerte que viniste!», parecían que flotaban en el aire a medida que iba llegando la gente.

Porque fuimos muchos, muchos, quienes dijimos presente. Por supuesto estuvo esa noche nuestro director, Ricardo García Blaya, responsable al fin de cuentas que todos estuviésemos allí, porque de no ser por el esfuerzo y la dedicación que, junto con su equipo, puso y pone para la página, la mesa virtual de Todo Tango no hubiera existido nunca.

Entre tantas personas queridas pudimos contar con la presencia de Héctor Lucci, Adolfo Sozzi, Leo van Nispen, Coco Bosco con su habitual cortesía, anfitrión impagable, Orlando y Susana, Ángel Yonadi, Dimas Marzotto y su señora, Oscar Bianchi —El Boa—, inmortalizando con su cámara los momentos de la reunión, el querido y único Ben Molar, Aníbal y su simpática señora Zulema Robles, La Mondonguito. Se destacaron también presencias del extranjero: el Dr. Ramiro Echeverri y su señora, de la hermana República de Colombia; Nuryts y Cristina Cuevas representando a Miguelito Ahumada de Chile; los bailarines norteamericanos John y Judy.

Y contamos con la presencia de dos maestros de ceremonias de lujo, Mario Pino y José Pedro Aresi, quienes desempeñaron su papel a las mil maravillas, atentos a todos, pendientes de todo. Caballeros en todo sentido.

No olvidamos a los muchos amigos que, si bien no pudieron asistir a la cena, tuvieron el bello gesto de enviarnos sus mensajes. Uno de ellos nos tocó profundamente, tanto que al finalizar su lectura, todos los concurrentes nos fundimos en un gran aplauso, sincero, brotado del corazón. Me refiero a la misiva que nos hiciera llegar nuestro querido amigo Jorge Finkielman desde los Estados Unidos, mensaje que nos emocionó a todos sin excepción, mensaje que nos hablaba de lo «doloroso de la distancia» en un día a día con una realidad distinta «a la que estamos acostumbrados». «Es triste no tener cafés a cada paso para tan sólo tomar un cortado y otros detalles por el estilo», nos decía. Jorge estuvo allí, en la cena con nosotros, alguien puede dudarlo? «Te queremos, Jorge, te queremos»... y te extrañamos. Pero a la vez, estamos muy contentos que seas feliz con Adina, tu futura mujer.

El menú, espectacular, como ya estamos acostumbrados en Il Vero Arturito, las empanadas, únicas; la picada, infaltable y variada, uno tenía para elegir; los ñoquis deliciosos, el pollo también y el postre...no dudo que los helados estarían riquísimos, mi postre fue un soberbio flan con dulce de leche. Debido a que no podía tomar helados, Coco mismo se encargó de encontrar otras alternativas de postre para mí, haciendo gala de un bellísimo gesto, digno de ser destacado.

No podía faltar el momento musical... Disfrutamos diversas interpretaciones, como no podía ser de otra manera, en una amplia gama que nos llevó desde el tango hasta la poesía. Tuvimos el gusto de oir a Claudio Garcés tecladista y cantor de primera, a Toto Fontán, a Mario Pino que cantó muy bien en un estilo gardeliano que atrapa a un tanguero de alma, a Zulema Robles, quien cantó estupendamente; Jorge Dobalo, Roberto Mancini, contamos con la asistencia de Osvaldo Ribó quien ha tenido la deferencia de interpretarnos algunos temas de su repertorio, y también el gustazo de oir a Lito Federico recitando algunos poemas, uno de los cuales no tengo duda perdurará en el recuerdo de todos los presentes: una historia de amantes y desencuentros que nos hicieron vibrar con toda la pasión y el acento de la Madre Patria.

Y como ya nos tiene acostumbrados, el amigo Adolfo Sozzi nos sorprendió con su creatividad leyéndonos dos de sus creaciones: "Te escucho tango" y "No es comparable", a cual más emotiva.

La primera de ellas comenzaba:
«Te escucho tango y me contás del ayer
Y me pregunto, que estoy haciendo tan lejos de mis cosas...»


Entre tantas reflexiones, nos dijo:
«Te escucho tango y me contás de la barra.
Y me pregunto, ¿en qué recoveco del tiempo estarán mis amigos?»


Finalizando emotivamente con:
«Te escucho Tango, y me contás de los recuerdos.
Y me pregunto, ¿por qué te escucho si en vez de gozarte, sufro?
Y abro mi corazón a la tristeza de recordar mis cosas idas.
Tal vez por eso.
Te escucho Tango.»


Otro momento único lo vivimos con la entrega de diplomas de honor para Ben Molar y Roberto Mancini, diplomas que firmamos todos los presentes y que fueran confeccionados por Osvaldo Serantes. ¡Gracias Osvaldo!

Ben Molar nos habló con el buen gusto y humor que lo caracterizan... ¡Qué amigo querido! Bien merecido tiene su pergamino de honor quien ha hecho y hace tanto por el tango, sin bajar nunca los brazos. Un ejemplo para ser imitado. Más tarde nos anunciaron que Federico García Blaya se casará el próximo 25 de octubre. ¡Qué seas muy feliz Federico, vos te lo merecés!

En síntesis, fue una gran velada. En lo personal, quisiera acotar que se percibía un vínculo maravilloso entre todos, si hubiesen estado allí mis alumnitos de nueve años, hubieran gritado «¡Aguante la mesa, aguante Todo Tango!» con esa expresión tan en boga hoy día entre los niños cuando quieren brindar su máximo apoyo hacia algo o alguien.