Por qué Buenos Aires

Rondando en la noche un tango me llama
y a veces inquieto lo salgo a buscar
latido insistente que un fuelle reclama
tan solo en mi mente le puedo encontrar.
Acaso en la radio de un taxi que pasa
emerge el rezongo de algún bandoneón,
más por la ventana de una planta baja
lo ahoga una serie de televisión.

Ciudad que devoras a tus propios hijos
que hiciste del tango, por qué lo escondas
como avergonzada de haberlo mecido
acunando sueños que ya no entendés...
Dirás que los hombres fuimos los culpables
porque nos dejamos cautivar tal vez
por extraños cantos sirenas amables
que extraviaron rumbos hablando en inglés.

Por qué Buenos Aires las manos vacías
apenas del tango la huella encontré
frente a la portada de una tanguería
cita reservada para gente bien.
No hablemos de antaño vivamos ahora
la nostalgia nada puede remediar
tangueando empujemos la puerta cerrada
y hagamos que el pueblo lo pueda escuchar.