Sonaste viejo

Tango

Se te acabaron esta vez todos los cortes;
para milongas no te responde el pellejo...
Sonaste, viejo,
y tus recortes
ya no dan más, cuando pretendés tallar.
Cada vez que te mezclás en un entrevero
llevás un saldo que va sólo en contra tuya,
y te apabulla
cualquier fulero
si alzás la voz decidido a compadrear.

¡Sonaste, viejo!... Ya no hay remedio;
pero me acuerdo cuando eras mozo,
eras de empuje y peligroso,
eras un tigre para el amor...
Hiciste roncha en la bacanada;
y hasta mujeres de alto vuelo
creían, locas, llegar al cielo,
si algo le dabas de tu favor.

No quedan pibas que te lleven el apunte;
por tu parada ya nadie queda perplejo,
¡Sonaste viejo!...
Y no hay repunte
si la vejez nos comienza a cacarear.
Se te ve solo cuando vas por cualquier parte,
ni el más amigo de otros tiempos te saluda,
nadie te ayuda,
nadie comparte
tu gran dolor, aunque te viera llorar.

¡Sonaste, viejo!... Y sin embargo
todos comentan muchas hazañas
que realizabas en tus campañas
cuando la dicha te sonrió...
Y hasta recuerdan de aquella inglesa
que era tan linda, que te quería.
Pero que al cabo, la pobre un día,
por tus desprecios se envenenó.