Testamento tanguero

Tango

Será marfil el viejo otoño.
La noche, al fin, dará las doce.
Mi corazón febril
te llamará
ya sin razón
ni voces...

Por rescatar
perdidos nombres
el callejón despertará
y el adoquín y el arrayán
inventarán
—tal vez—
tu soledad.

¡Un testamento!...
Te dejaré —muchacha mía—
detrás del tiempo
las cosas simples del amor...
Mi cara gorda de arlequín,
un bandoneón,
y como un tango de perfil,
mi corazón...
Te dejo el alma de los techos
porque fui eso
que habitó el cielo de un gorrión...

Te dejo un mundo de nostalgias...
¡Lo que partió sin se llegado!...
¡Y la canción que ayer
te prometí
desde un rincón
del barrio...

Viví en la fe de la esperanza
que no pudimos descifrar...

Vos, aguantame, che ciudad...
¡Voy a ladrarle a Dios...
un poco más!...