Ay mimosa

Qué te importa lo que piensen
las que charlan envidiosas,
que te importa si te siguen
las miradas más celosas.
¡Ay mimosa!
Qué te importa que la gente
se haga cruces y comente
si me das tu corazón.
Date cuenta
que en el abril de tu boca
se está incendiando ambiciosa
la rosa de mi pasión.

Mimosa,
por qué tu inútil empeño
de hacerme sufrir así.
Si hasta despierto te sueño
y soñando ser tu dueño
me duermo pensando en ti.

¡Ay, mimosa!
Quisiera darte mi abrigo,
quisiera hacerte feliz.
Por eso, al cielo le pido,
quiera Dios darte el castigo
que te enamores de mí.

Si es que tengo la fortuna
de tu amor de miel y rosa,
nunca, nunca habrá ninguna
más amada, más hermosa.
¡Ay mimosa!
si en tus labios tan perversos
prendería con mis versos
el más rojo madrigal.
Y tu beso,
lo llevaría en mi vida
como una flor escondida
que halló en mi pecho su ojal.

Tango
Canta Armando Laborde / Orquesta Juan D'Arienzo
19-7-1956 Buenos Aires RCA-Victor 1A-0981 5036