A eso de la oración

Canción

Tangotexte: Claudio Frollo

Muere la tarde cansada,
no hay una gota de fresco,
y en el jagüel la majada
mastica su aburrimiento.
En brazos del desaliento
un boyero sudoroso
sigue el trabajo forzoso
hasta llenar la bebida,
ya tiene el alma curtida
y apenas es un mocoso.

El sol que estuvo radiando
desde que asomó la vista
a otra región, fastidiado,
emprende su larga fila.
Un gran aliento respira
la madre naturaleza,
se estremece la maleza
que esconde un mundo de vida
y en la campaña dormida
reina una santa tristeza.

Todos los bichos del campo
buscan refugio en sus nidos,
solamente los chimangos
no dan reposo al sus picos,
los teros que son milicos
están con el ojo alerta
y la lechuza en la puerta
de una casa imaginaria,
se siente la propietaria
de la llanura desierta.