Alba Solís

Nombre real: Lamberti, Ángela Herminia
Cancionista y actriz
(18 octubre 1927 - 3 febrero 2016)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
José Pedro Aresi

ubo una vez, que al tiempo lo devoró el progreso y aquel Camino Real de antaño, vio como el modernismo avanzaba llevado de la mano por el tranvía, sin desterrar por ello, el paso de los carros que iban y volvían, llevando su preciada carga al Mercado del Abasto y el de las chatas con arena y cemento que venían del puerto.

Así, se transformó en la avenida Rivadavia, donde muchos años después, en una casa levantada a la vera de su empedrado, nació una estrella que aún hoy continúa regalándonos su brillo.

Su padre, don Oreste Juan Guillermo Lamberti. Su madre Herminia Trapanese. Ambos italianos, con sed de fecundar esta tierra bendita que para entonces los albergaba, procrearon a Ángela Herminia, un alma sensible que supo entender y representar desde niña, el karma de la canción ciudadana.

Alba Solís, de ella se trata, nació en Buenos Aires, en la zona que entonces era conocida como Floresta. Su familia se mudó luego a Constitución y, tiempo después, volvió al Oeste y se radicó en Flores.

Fue artista desde siempre y como ella misma dice: «No elegí mi camino, sino que las cosas se fueron dando naturalmente tal cual eran». Tenía cuatro años cuando hizo su debut en la Pandilla Marilyn, para luego actuar en las Matinés de Juan Manuel y después, ya como actriz juvenil, con Atilano Ortega Sanz y Mario Amaya (Churrinche).

El tango fue, desde niña, su gran pasión y al interpretarlo, «Siempre me mostré tal cual soy». Ella nunca hizo algo que no sintiera.

Estudió con la cantante lírica italiana María Naftri, a cuyas enseñanzas Alba le adicionó las características propias de su temperamento y los secretos del arte escénico que naturalmente ella fue incorporando a sus interpretaciones.

Cantó en Radio Mitre, en 1945 y, luego de concursar en el certamen Buscando la Voz del Tango, organizado por Radio Splendid, suscribe con esa emisora un contrato de cuatro años. Su definida personalidad quedó cabalmente demostrada en cada una de sus actuaciones. El tono de su voz y la gran sensibilidad dramática que impuso a su canto, le valieron convertirse rápidamente, en una figura estelar. Sus actuaciones en Radio Belgrano y Radio El Mundo, así como sus presentaciones por televisión, le sirvieron para cautivar al gran público.

Su vida artística está signada por grandes sucesos y detallar su larga trayectoria es solamente un pretexto para continuar hablando de ella. Sería imposible evocar toda su carrera, pero intentaremos una respetuosa síntesis.

Desde sus comienzos Alba impuso su propio estilo. Desplazó firmemente su figura por el escenario, levantó sus brazos para robustecer la frase y volcó un fuerte sentimiento en los tonos graves de su voz.

Debutó en la revista porteña, en el teatro Comedia, y enseguida se convirtió en una estrella del género. Paseó gallardamente su figura por los escenarios de todas las «catedrales» de la revista, donde se presentó como actriz y cantante, alcanzando a su vez el privilegio de bailar tangos en pareja con el recordado Tito Lusiardo.

Actuó en Blum, el gran suceso teatral de Enrique Santos Discépolo. Al mencionar a Discépolo, cabe referir otro hecho que lo tiene a él y a Alba como protagonistas. En 1951 Homero Manzi, ya muy enfermo y con sus días de vida contados, compone, junto a Pichuco”, el tango “Discepolín”, tema que Enrique escucha por primera vez en el cabaret El Colonial, interpretado por Alba, sin pensar entonces, que pocos meses después, sería él quien partiría para unirse allá en lo alto con su gran amigo Homero.

Con Mariano Mores, Los Mac Ke Mac's, Ubaldo Martínez y los bailarines Mayoral y María Elena, actuó en la comedia musical Buenos Aires canta al mundo y si bien el cine contó con su participación en diversas películas, ella misma reconoce que nunca el cine la atrapó.

Cuando Francini y Pontier reorganizaron su orquesta en 1973 para actuar especialmente en Japón, le confiaron la responsabilidad de ser la vocalista femenina del conjunto.

Un año después, al regresar de una actuación en la ciudad de Rosario, sufre un grave accidente automovilístico, del cual logra recuperarse tras exigentes trabajos de rehabilitación.

Durante un lapso prolongado fue figura principal del exitoso espectáculo Tango Argentino, que le permitió pasear por el mundo su voz y hacer conocer sus inolvidables interpretaciones de “Uno” y “La última curda”.

Actuó exitosamente y en muchas oportunidades en El Viejo Almacén y en Caño 14, en este último, en las tres etapas de su existencia. Primero, en la sala de Uruguay 932 , luego en Talcahuano 975 y, finalmente, en la calle Vicente López 2134, último cobijo de este reducto tanguero.

Alba Solís no se ha alejado del Tango, continúa, haciendo presentaciones especiales, enseñando vocalización. Según nos cuenta, tiene «in mente» además, varios proyectos que espera concretar en un futuro muy cercano.