Olga Delgrossi

Nombre real: Del Grossi Sosa, Olga
Seudónimo/s: La Dama del Tango
Cancionista
(12 julio 1932 - )
Lugar de nacimiento:
Tacuarembó Uruguay
Por
Eduardo Gambardelo
| Bibiana Palmieri Carricarte

l igual que Mercedes Simone en la Argentina, a Olga Delgrossi también se la llamó “La Dama del Tango” en la orilla oriental del Río de la Plata. No debe ser extraño a ello su admiración por la cantante porteña. Pero, además, su presencia, su fuerte personalidad, el don de gentes sobre y fuera del escenario justifican esta denominación.

Como muchos de los grandes orientales cultores del tango, nació en el interior del Uruguay -justo en el centro del país- en la ciudad de Tacuarembó.

Con apenas 12 años debutó con la orquesta de Malunga Sáenz, ganando todos los conucursos donde se presentaba. En un lugar y en una época donde las preferencias estaban del lado del folklore, supo triunfar cantando tangos.

Dos años después, con su familia, se radicó en Montevideo para comenzar su carrera profesional. Actuó en las importantes confiterías “Café Palace” y “Ateneo”, acompañada por guitarras, donde su éxito fue tan notorio que fue contratada por Radio El Espectador, que la incluyó entre sus artistas de fonoplatea.

En 1957, tras el alejamiento de Nina Miranda, Olga fue requerida por la orquesta más popular de Montevideo, la de Donato Racciatti, que intentaba un estilo a lo D’Arienzo. Fue su vocalista durante siete años y, si bien mantuvo una amistad personal con el maestro Racciatti hasta el día de su muerte, se desvinculó de la orquesta para iniciar una nueva etapa, que ella llama de “solista”, pero quienes hemos seguido su trayectoria la definimos como de “intérprete”.

Porque si hay algo para destacar en una presentación de “La Diva” -término que nos gusta utilizar cuando a ella nos referimos- es, además de un fraseo excelente, una gama de matices de voz que subyuga y un llenar el escenario interpretando tanto el tango como la milonga, como pocos artistas lo logran, ante un público ferviente que la admira y la aplaude de pie.

Con Racciatti realizó muchas grabaciones y giras por el interior del Uruguay. También actuaron en bailes, en la radio, en teatros y en las primeras producciones de la televisión. Entre sus grandes éxitos en el disco se destacan en este período: “Fumando espero”, “Hasta siempre amor”, “Fueron tres años” y “Limosna de amor”, de Racciatti y Enrique Soriano.

En Argentina recorrieron norte y sur, actuando en el popular programa radial “El Glostora Tango Club” y en el cabaret Marabú.

Desvinculada de la orquesta de Racciatti, continuó su carrera en Buenos Aires y el interior del país con el maestro Víctor “Toto” D’Amario.

En 1966 es convocada por el bandoneonista y director Luis Stazo para integrar “Los 7 del Tango”, un conjunto muy reconocido por la calidad de sus músicos: Stazo, Trípodi, Suárez Paz, Monteleone, Ortega. Con ellos realizó giras por toda Argentina e innumerables presentaciones en salas y radios. Grabaron para el sello Odeón y actuaron en varios canales de televisión junto a figuras como Libertad Lamarque, Alba Solís, Lalo Martel, Néstor Fabián, entre otros.

Mujer de familia, apostó más a ésta que a su carrera, y retornó, a su tierra, a su gente, donde siguió brillando artísticamente en un medio más limitado. Pero la circunstancia de estar radicada en Montevideo no impidió que fuera contratada para realizar numerosas giras por Brasil, Venezuela y los Estados Unidos, donde su éxito la hizo retornar cuatro veces.

América toda disfrutó por décadas de su arte y Olga compartió escenarios con grandes artistas de todos los géneros. Por citar algunos, en México con José Luis Rodríguez “El Puma” y Rosamel Araya. Cantó con la sinfónica de Frank Pourcel, dirigida, según nos cuenta, por Paco Pérez, un uruguayo radicado en México.

También actuó con gran éxito en Londres, Madrid, París y otras capitales europeas. En Francia deleitó al público de varias ciudades, y en su último viaje en el año 2000, junto a los maestros Julio Cobelli y Waldemar Metediera, grabó un disco compacto de amplia repercusión, con 20 títulos, convirtiéndose en la única uruguaya que grabó en ese país. Entre los títulos podemos encontrar: “La cumparsita”, “No la quiero más” de Alberto Mastra, “A un semejante”, “Desde el escenario” del compositor uruguayo Ledo Urrutia.

En Montevideo incursionó en teatro, recordemos “Nostalgeses” (1986) y “Discepolín”, dos obras de César Charlone Ortega.

En el 2001 viajó a Buenos Aires y grabó nueve temas para el programa Tango Club del canal Crónica TV. Ese mismo año le rindieron un merecido homenaje en su pueblo natal y, al año siguiente, en la ciudad de Minas recibió el premio Morosoli por su extensa trayectoria artística.

En este último tiempo, alternó sus actuaciones en varios locales con la representación de la obra de teatro, “Qué tango hay que cantar”, donde compartió el escenario con dos artistas argentinas Perla y Lucila Laske y el maestro Mario Díaz.

Durante el 2003, cumplidos 56 años de su sociedad con el arte, grabó junto al cantor Ricardo Olivera, un disco compacto sobre poemas de Nelson Pilosoff, a cuyas letras le pusieron música Donato Racciatti, Julio Cobelli y el pianista argentino Miguel Ángel Barcos.