Por
Jorge Palacio (Faruk)

u recia estampa en la que se funde la más auténtica personalidad del cantor de tango. Esa voz profunda y alta, respetuosa del giro natural de la canción porteña. El espíritu de zorzal que lo empuja a llevar su canto a todos los rumbos. Por todas estas cosas, Carlos fue y será uno de nuestros cantores más expresivos.

Estudió canto con el maestro Ricardo Domínguez, ex tenor del Teatro Colón y con el maestro Bonessi, quien, como se sabe, había sido el profesor del gran Zorzal Criollo.

Debutó en Radio París, en 1933, usando el seudónimo Carlos Dillon, compartiendo las audiciones con Ignacio Corsini y Tita Galatro, entre otros. A los tres meses paso a LR9 Radio Fénix.

Cierta vez, un carnicero amigo le critica el seudónimo: ¿Cómo un cantor nacional iba a tener un nombre inglés? A partir de entonces, adopta su nombre artístico definitivo, Carlos Acuña, apellido que tomó de su crítico amigo.

Gracias a su éxito, en 1939 actúa en cinco de las principales radios porteñas, siempre acompañado por las guitarras de Canataro y Pedretti.

Sin dejar su condición de solista Acuña actuó en las orquestas de Tito Ribero, Mario Rocha y Gerónimo Bongioni, hasta que, en 1940, fue contratado por Ernesto de la Cruz para integrar su sexteto.

En junio de 1941, es escuchado por Carlos Di Sarli, quien lo llama para invitarlo a tomarle una prueba con su orquesta. El cantor es aceptado y debuta formando rubro vocal con Roberto Rufino. Actúan en Radio El Mundo, realizan giras por el interior del país y fueron una gran atracción en el cabaret Marabú.

El 2 de agosto de 1941, graba, para el sello Victor, su único registro con Di Sarli: el tango “Cuando el amor muere” (de Alfredo Malerba y Héctor Marcó).

Desvinculado de Di Sarli, a fines de 1942, vuelve al sexteto de Ernesto de la Cruz, para debutar por Radio El Mundo junto con la cancionista Alba Sabino. A fines de ese año fue convocado por Rodolfo Biagi, debuta en Radio Splendid, junto al cantor Alberto Amor y logran un éxito tan grande que la propia emisora les programó una gira por el interior del país. Hacen, también, una exitosa gira por todo Chile. Su trayectoria con Biagi finaliza en 1944, dejando en el disco doce obras.

Vuelve a su condición de solista con las guitarras de Alfredo y Antonio Parisi, Orlando y Calabró, contando con la presentación del poeta Celedonio Flores. Estuvieron tres años presentándose en clubes, confiterías y lugares bailables.

El 28 de julio de 1947, a los 50 años, muere su gran amigo Celedonio Flores, quien es reemplazado por el animador Ricardo Barcelona.

Es contratado para actuar en el Uruguay, donde es recibido como un ídolo. De regreso en Buenos Aires, firmó contrato con Radio Argentina, para el programa Corrientes y Esmeralda. Actúa tambien en Mar del Plata y ameniza veladas en la boite del Casino Provincial. En 1952, graba dos temas con la orquesta de Nicolás D'Alessandro

En 1955, el director y arreglador Martin Darré lo presentó a Mariano Mores, quien lo escuchó y lo contrató para actuar en el Teatro Nacional, junto a Tita Merello, Tito Lusiardo y Beba Bidart. Luego, hacen una gira por las más importantes ciudades del país, con el espectáculo musical Buenos Aires canta, donde el otro cantor era Jorge Sobral. Tambien actuaron en Chile y en Uruguay con gran éxito.

Con las diferentes formaciones de Mariano Mores graba quince temas, el primero de ellos, en 1956, “La calesita” para el sello Odeon.

En 1960, integró una embajada musical a México, con Mariano Mores y los cantantes Susy Leiva y Sergio Cansino. Estando allí, Acuña fue llamado por la compañía grabadora Peerless para grabar un disco larga duracion conteniendo 12 obras de Carlos Gardel. En esas grabaciones fue acompañado por una orquesta dirigida por Martin Darré.

En 1961, viaja a Italia para participar en el Festival de la Canción Argentina, junto a Argentino Ledesma, Chola Luna, Antonio Maida y el pianista Miguel Nijensohn. Luego de un breve regreso a Buenos Aires, viaja a Berlín y después a España, donde cambia su vida y se radica a raíz de su gran éxito.

Entabla una profunda amistad con el General Juan Perón, quien se encontraba exiliado en Madrid, y se convierte en su delegado personal. En esa condición, hace algunos viajes a la Argentina.

Entre los anos 1962 y 1978, graba 2 temas para el sello Iberofon y 104 para el sello Zafiro. Finalmente, en 1983 y 1984, graba una serie de 48 temas, los primeros 12 con las guitarras de Adolfo Carné y los subsiguientes con las guitarras de Juanjo Domínguez, entre los que podemos destacar: “Medallita de los pobres (Virgencita de Pompeya)”, “Un boliche” e “Isla de Flores”.

En 1978, Carlos volvió a la Argentina y comenzó a intervenir en programas de televisión, radio y a presentarse en locales nocturnos.

En 1990, regresa a España, volviendo a actuar en espectáculos y en televisión.

Si bien su obra de autor y compositor no es muy extensa, tiene calidad y originalidad. “Un boliche”, su tango más famoso, con letra de Tito Cabano; “Al poeta del suburbio”, dedicado a Celedonio Flores, con José Paradiso; “Che Madrid” y “Ramona Barcelona”, con Cátulo Castillo; “Viví el momento” y “Para ti Isabel”, con Héctor Polito y Alberto Lago; “Amor y milonga”, con José Rizzo; “Dios lo quiso”, con Ricardo Martínez y Alberto Lago; “El nombre de usted es Ninón”, con Oneca; y “Tiempo del Abasto”, con Ricardo Martínez y Ángel Di Rosa y algún otro más.

Los últimos años de su vida, los pasa en Buenos Aires, pero ya su voz y su salud habían declinado.

Para cerrar esta breve semblanza de su trayectoria, que mejor que este poema que le dedicara Roberto Maciel:

Canta debute y sin cuento
porque al gotán lo mancusa,
y la jerga rantifusa
por reo la lleva dentro.
Es tristeza de convento,
Fija que da buen sport,
consuelo de sofanor
en noches sin apoliyo
de la musa es alma y brillo
¡Carlos Acuña el cantor!


Murió en Buenos Aires, luego de una prolongada enfermedad, dejando en el tango el recuerdo de su hombría de bien y su talento.