Por
Néstor Pinsón

ue uno de los tres pibes famosos en los albores del tango, junto al Pibe Maffia, el de Flores y al Pibe Fresedo, el de La Paternal. Tenían un público seguidor que los escuchaba y comparaba.

Había dudas sobre la fecha de su nacimiento, varios la situaban el 31 de octubre de 1904. Por tal motivo consulté a Oscar Zucchi, quien me mostró una copia de su partida de nacimiento, en la que podemos leer: «El día 2 de noviembre de 1903 se presentó el señor Romualdo Marcucci, italiano de 44 años, manifestando que el reciente día 30 de octubre, a las 17 horas, nació de su unión con la señora Carolina Zola, su hijo Carlos, en su propio domicilio, calle Lamadrid 920, Capital Federal».

Cuando tenía cinco años, los padres dejaron el barrio de Barracas para cruzar el Riachuelo e instalarse unos kilómetros al sur, en Wilde, Provincia de Buenos Aires.

Al tiempo, su hermano mayor adquiere un bandoneón al que, según comentario del propio Carlos, torturaba sin piedad, pero a él le despertó la atención. Así fue que comenzó a buscarle la vuelta. Y se la encontró. A los 8 años, advertida la familia de su habilidad con el instrumento, lo mandaron a estudiar con Arturo Bernstein, recorriendo sin dificultades las 40 páginas de estudio del método Menozzi, el máximo exigido entonces a un instrumentista.

También estudió violín con Mario Rosegger. Allí, tuvo de compañero a Antonio Rodio. Con él realizaba recitales a dúo, para felicidad de su maestro, pero nada de tango.

En sus comienzos actuó en el Bar Iglesias, de Corrientes al 1500, integrando un trío de pibes, entre los que estaba Cayetano Puglisi.

Héctor Bates y Luis Bates relatan que un día faltó a su trabajo y el encargado del bar, alarmado, viajó hasta Wilde para averiguar por él. Cuando llegó a la casa se lo encontró en el techo remontando un barrilete y negándose a bajar para ir a cumplir con su obligación. No podía encontrar argumento posible, hasta que se le ocurrió ofrecerle 20 centavos. «¿Me da 20 centavos? ya bajo.»

A los 14 años, integró otro trío junto al guitarrista Ángel Domingo Riverol y al violinista, y futuro jugador de fútbol Raimundo Orsi (Independiente de Avellaneda y de la Selección de Italia, campeona del mundo).

También integró una formación dirigida por Francisco De Caro en el café Royal y otras que se presentaron en el café El Parque y en el cabaret Chantecler.

En 1923, actuó con Carlos Vicente Geroni Flores. Ese mismo año hizo su primera gira a Méjico y Cuba con la compañía teatral Vittone-Pomar. En el elenco estaban el tenor José Muñiz, las actrices María Esther Podestá, Olinda Bozán y también, según algunos, la joven Libertad Lamarque.

A su regreso, es convocado por Francisco Canaro para viajar a París con una orquesta integrada por Juan Canaro y él en bandoneones, Agesilao Ferrazzano y el director en violines, Rafael Canaro en contrabajo y serrucho, Romualdo Lomoro en batería y Fioravanti Di Cicco en el piano. Debutaron en el Dancing Florida de París en abril de 1925.

Ya es considerado uno de los grandes ejecutantes. Zucchi nos dice: «Junto a Minotto fueron los iniciadores de la corriente virtuosística en la interpretación del bandoneón. Fue un gran técnico, pero con buenas dotes interpretativas. Sus arreglos eran complejos y sin dudas su obra importante fue “Aires españoles”, la primera escrita para solo de bandoneón, en 1924. También la destacada variación de su tango “Mi dolor”. Los iniciales dúos que realizara con Salvador Grupillo no demuestran sus méritos reales, son muy sencillos, sin nada para destacar. Lo suyo era un gran dominio técnico, su asombrosa digitación, la limpieza de sus variaciones corridas hechas con precisión matemática. Y fue su iniciativa la sistematización de solos a dos manos.»

Regresó de París y formó un conjunto propio. Actuó en los mejores locales y en el Chantecler, El Nacional, El Germinal y en el cine Metropol donde estrena “Mi dolor”.

Primero fue uno de los tres pibes, ahora una de las tres “emes”: Marcucci, Maffia, Minotto. Integró Los Cinco Ases Pebeco, para presentarse en Radio Stentor, en 1935. Eran cuatro bandoneones, piano y glosador. Los nombres: Carlos Marcucci, Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Ciriaco Ortiz, Sebastián Piana y Homero Manzi.

En 1936, la revista Sintonía, dirigida por Arturo Kartulovich, —también propietario de la radio La Voz del Aire y corredor de autos de turismo de carretera— organiza, para sus lectores, un concurso para elegir al músico más destacado en cada instrumento. El fin era formar un quinteto de notables.

Los ganadores fueron Elvino Vardaro y Julio De Caro en violines, Francisco De Caro en piano, Pedro Maffia y Ciriaco Ortiz en bandoneones. Por razones de trabajo Maffia no se presenta y accede el tercero en la votación que era Marcucci.

Con el nombre Los Virtuosos debutaron en noviembre de 1936 en Radio El Mundo. Ese día interpretan entre otros temas: “Chiclana” y “Tierra querida” que, junto a “Un lamento” y “El tirabuzón”, fueron grabados en 1937.

Previamente, a comienzos del ’30, Julio De Caro lo había incorporado a su orquesta, en reemplazo de Pedro Laurenz, en la que se mantuvo hasta la década del '50.

En 1936, se casó con una pianista, Teresa Benedetti. Desde 1951 a 1957 integró la orquesta estable de Radio Splendid dirigida por Francisco Trópoli.

Gardel le grabó dos títulos: “Viejecita mía”, en 1923 y “La reja”, en 1928.

Su sexteto, llegó al disco a partir de 1929 y lo componían Salvador Grupillo a su lado, los violines de Luis Gutiérrez del Barrio y Mario Saiovich, Adolfo Krauss en contrabajo y Alberto Soifer al piano.

Lito Bayardo comentó sobre él: «Lo conocí integrando la orquesta de De Caro, me lo presentó Félix Lipesker. Un día me hizo escuchar una melodía que recién había compuesto, me pidió que le pusiera letra y poco después le leí unos versos que había titulado “Esta noche”. Lo estrenó De Caro en 1939 con la voz de Héctor Farrel. A los pocos días me llamó Azucena Maizani muy interesada. Casi de inmediato lo estrenó en el Teatro Nacional.»

Sus conocimientos musicales los volcó en un libro que contó con la colaboración de Félix Lipesker: Método Moderno para Bandoneón. En la tapa, en letra menor puede leerse: «Primera escuela de bandoneón. Cuatro cursos en un solo libro. Desde el curso elemental hasta el curso superior. Precio 70 pesos.»

En el prólogo dice Homero Manzi: «Ambos músicos no pertenecen a la etapa de los ejecutantes y compositores intuitivos, ellos pertenecen a los muchachos nuevos que se asomaron a la música popular entrando por la puerta del esfuerzo estudioso.»