legó a nuestro país a los 16 años identificándose con la vida ciudadana porteña tan pronto como pisó su suelo.

Cultivó la música hispana en sus diferentes aspectos, para enrolarse luego en cierta jazz. Abordó todos los ritmos tanto como ejecutante como compositor.

Dirigió varias orquestas en locales, radios, etc., entre ellas la Iberia para grabar en la marca Electra y el Trío Argentino. Por diez años fue pianista de la jazz César González.

En la nómina de sus composiciones se hallan pasadobles, jotas, muñeiras, rancheras, tangos, valses, con títulos de éxitos como “Currito de la Cruz” y “Cara morena” y también “Miña terra”, “La coruñesa”, “La comadreja”, “Sólo a ti”, “Desengaños”, “Barranca abajo”, “Sultana”, “Niña bien”, “Guitarra española”, “Bésame”, “Claveles rojos”, “Mulatita mía”, “España de mis cantares”, “Morenita”, “Reina mora”, “Viernes de pasión”, “Nena [d]” y “Maryflor” (estos dos, valses que grabaron José Razzano y Carlos Gardel respectivamente), y que contaron con la colaboración de buenos autores como Francisco Lozano, Pascual De Luca, Abelardo Ferreyra, Ginés Miralles, Francisco García Jiménez.

Ingresó en sus albores a la cinematografía argentina en la preparación de fondos musicales cuando casi nadie dedicábase a esa actividad; la película primera que musicalizó fue El amanecer de una raza en 1931. Otras: Loco lindo, La casa de Quirós, Melgarejo, Melodías porteñas, Ayúdame a vivir, Muchachos de la ciudad, Palermo, Besos brujos, Villa Discordia, Busco marido para mi mujer y muchas más.

Participó como autor de producciones teatrales que se representaron en populares salas porteñas y del interior.

En aquel deambular por el ambiente artístico de la década del año 20 conoció a Carlos Gardel de quien llegó a ser su secretario durante un tiempo. Solía recordar jugosas anécdotas con él vividas; una es la que sigue: «En la época en que con Razzano y otros autores integraban una sociedad de difusión de sus obras lo interesó en varias canciones para que las grabara en discos. Para tal fin fueron a cenar a una cantina del Once, donde eran conocidos por ser habitués de la misma. Les sirvieron mondongo, que el gran Carlitos engulló con singular apetito.

«Al verlo comer de esa manera la criolla y gruesa cocinera se acercó a la mesa y dirigiéndose a Gardel le dijo: —«Coma más, Carlos si quiere... Está muy rico. Yo ya me mandé tres platos».

«El cantor mirándola fijo le contestó socarronamente: —«Y después dice que Ud. tiene el hígado fulero!», como con mucha preocupación.»

Vázquez Vigo nació en El Ferrol (Coruña, España) el 22 de abril de 1898 y falleció en Villa Ballester (provincia de Buenos Aires) el 26 de noviembre de 1955.