Cristino Tapia

Nombre real: Tapia, Cristino
Seudónimo/s: L. Cabral
Cantor, guitarrero y compositor
(4 julio 1892 - 7 agosto 1972)
Lugar de nacimiento:
Estancia de Guadalupe (Córdoba) Argentina
Por
Orlando del Greco

ran cultor criollo. Desde niño tuvo afición por el canto y en su adolescencia amenizó peñas, tertulias, reuniones, etc., de guitarreadas y cantares criollos en sus pagos cordobeses. Por 1912-13 con un hermano suyo emprende una gira que lo lleva a Buenos Aires con poca fortuna; tiempo después actúan en el Teatro Olimpo de Rosario con Blanca Podestá para desembocar en 1918 en el dúo Tapia-Simone.

Si bien conocía a Gardel y a Razzano puede asegurarse que desde ese año 18 estrechó la amistad con ellos, la verdadera amistad, que coincide con la grabación por parte del dúo de su primera composición, la zamba “La cordobesa”. Con los años alcanzaría a la docena las obras que Carlos Gardel le lleva al disco, solo o a dúo con José Razzano: “Mi tierra”, “Porque te quiero”, “Dos cosas te pido”, “La tupungatina”, “Se va y se va”, “Rosal viejo”, “Mi ambición”, “Qué linda es la vida”, “Chacarerita del norte”, “Es tanto lo que te quiero”, “Tendrás que llorar” y la citada “La cordobesa”.

En el repertorio grabado de Gardel-Razzano, la canción “El sapo y la comadreja” figura también con su nombre porque al tomarla el dúo del vulgo sus integrantes creyeron pertenecería a Tapia, pero éste aclaró en diversas ocasiones que no era suya; hoy esta obra está registrada como propiedad del dúo.

Fue un dilecto y grande amigo del inolvidable Carlitos desde cuando buscaba afirmarse con Razzano en la canción nativa, y muchas trasnochadas los hallaron juntos en su Córdoba, la Capital Federal y otros puntos del país. Acogió los sueños, las inquietudes, las alegrías, las penas y, ¿por qué no decirlo?, los primeros triunfos en aquellos lejanos años, del que sería el más grande de nuestros cantores.

Cierta vez se le apersonó en su casa de la Docta el cultor sanjuanino Saúl Salinas para solicitarle persuadiera a Gardel formara dúo con él y abandonara a Razzano porque éste lo estaba expoliando (según Salinas). ¡Tanto era el afecto e influencia que tenía sobre Carlos Gardel, que los amigos más amigos creyeron ver en él un salvador! El se mantuvo incólume y no interfirió en las relaciones del dueto más popular. Para él eran colegas y amigos tanto Gardel, como Razzano o Salinas.

Cosas de a mil tuvo sobre Carlos Gardel para contar o relatar, algunas las dijo pero el millar prácticamente se las llevó con él.

Luego del que formara con Simone tuvo otros dúos: Tapia-Cartos, Tapia-Llanes, etc., pero los famosos fueron Tapia-Almada (Francisco Almada) y Tapia-Orellana, con su esposa Elisa Orellana, con los que grabó en la marca Nacional Odeon más de cien discos desde 1925 al 30, más o menos. Grabó también en Victor.

Registró más de 200 letras originales, todos aires nativos, y aunque no fue valorado en toda su magnitud, como lo merecía, pertenece al terceto provinciano de grandes cultores que hizo conocer en Buenos Aires la verdadera canción nacional, es decir la campera, cuando mucha gente aún la ignoraba, con Andrés Chazarreta y el nombrado Saúl Salinas.

Actuó en todos los rincones patrios (cafés, cines, teatros, radios), y en Uruguay, Brasil y Paraguay.

De los títulos registrados o grabados por él, extraemos, además de los expuestos más arriba, los que siguen a continuación y que llevan músicas de tonadas, valses, zambas, cuecas, bailecitos, estilos, gatos, y hasta un tango (“Criolla linda [b]”), con letras propias y a veces en colaboración con su esposa, Almada, Rafael Rossi, Alberto Ballerini, José Luis Padula, José Guillermo Basadoni u otro autor: “Yo quisiera [b]”, “Parece que dice no”, “Te vas porque tenés ganas”, “Allá en mi pueblo”, “La flor de mburucuyá”, “La abeja”, “Sueños [b]”, “Los ojos de mi serrana”, “No te entregues al amor”, “Veneno dulce”, “Flores silvestres”, “Lejos de ti [b]”, “Que viva Chile”, “Me pides que te cante”, “Tu despedida”, “Tiene el campo”, “Desconocida”, “Mi hijo”, “La culpa”, “Cuándo mi china”, “Mis consejos [b]”, “El rabón”, “Bella mujer”, “Para qué querer”, “La lechiguana”, “Adiós china”, “Ha de ganarse la gloria”, “El rancho”, “Caprichosa [b]”, “Vuelve a cantar”, “Me fui para no volver”, “Hasta el muelle”, “Ojos grandes”, “Ojos negros [b]”, “Y te vas rancho muriendo”, “Nostalgia materna”, “Por vos me muero”, “Reminiscencias [b]”, “Flor del aire[b]”, ”Ojos que tan suavemente”, “Quien pudiera echar atrás”, “Decímelo”, “Donde nací”, “¡Qué baile alegre!”, “Yo soy [b]”, “Qué triste es la realidad”, “Y casi te confundí”, “Aves cautivas”, “Serás sola para mí”, “La norteña”, “El vals”, “La flor del pago”, “Orquídeas tucumanas”, “En el cerro”, “Dolor gaucho”, “Ojos tucumanos”, “Sobre una tumba”, “Por una prenda”, “Ingrata”, “Mitad y mitad”, “El curandero”, “Hijo ingrato”, “Solo me dejó”, “Alegre rinconcito”, “Tuya será”, “Tradición”, “Me duele el alma”, “El destierro”, “La cuyanita”.

En el mes de julio de 1965 se le rindió un homenaje nacional en la ciudad de Buenos Aires, auspiciado por el entonces presidente de la República, Dr. Arturo Illia, mientras resonaban sus canciones. (Resuenan aún y quizás para siempre sus valsecitos “Qué linda es la vida”, “Mi ambición”, “Tendrás que llorar” y “Desconocida”).

Cristino Tapia nació en Córdoba el 4 de julio de 1892 y allí falleció el 7 de agosto de 1972.