ficionado uruguayo. Su afición a la musa popular lo llevó al círculo de autores e intérpretes, cultivando la amistad de los más destacados en la época de oro de nuestro tango, como también la de artistas del teatro y la radio.

Dedicado a vender entre gente de ese ambiente, se lo bautizó con el sobrenombre de Alhaja Falsa, título de un tango que a propósito dedicáronle Salvador Merico y Atilio Supparo cuando radicóse en Buenos Aires. El Café Los 36 Billares era su parada oficial.

Tipo pintoresco, canturreaba y silbaba las canciones en boga y algunas propias, naciendo así la famosa milonga “Tortazos” que sobre versos de Enrique Maroni musicara a su manera, sin saber música ni ejecutar instrumento alguno. (Tiempo después José Razzano adquirió los derechos de la misma y a eso se debe que figura como suya.)

Amigo de Gardel, no titubeó en presentársela, gustándole enormemente al cantor que hizo de ella una excelente creación.

La amistad que tuvo con el gran Carlitos era de mucho tiempo atrás, pues visitaba su casa de Montevideo cuando llegaba a la ciudad del cerro.

“Berretines de grandeza”, es un tango suyo que le grabara Enrique Delfino en solo de piano en el año 1928 para los discos Nacional.

Fue representante legal de la Sociedad Autoral Uruguaya en Argentina, llamándosele también el Cónsul Uruguayo de la calle Corrientes.

Casaravilla nació en La Aguada (Montevideo) el 18 de noviembre de 1889 y allí falleció el 1 de abril de 1935.