Raúl Del Mar

Nombre real: Barreto Salazar, Eduardo Augusto
Cantor
(n/d - 30 septiembre 1985)
Lugar de nacimiento:
Barranco Perú
Por
José Carlos Serván Meza

odo un caso de sencillez y amabilidad. La fama no lo obnubiló y siempre fue el amigo servicial para todos. Nació y creció entre estrellas del repertorio musical argentino.

Dotado de una extraordinaria y singular voz, tuvo la capacidad de lograr que se le aceptara como un verdadero embajador del tango y convertirse en un cantor del Plata. Tanto es así que en su LP con Miguel Caló y las glosas de Héctor Gagliardi, Los Tres Ases del Tango, es considerado como un neto cantor argentino.

Raúl del Mar evocaba siempre a Víctor Valcárcel, Chocolate, su guía amigo en sus comienzos allá por 1945 que, guitarreando, le ubicaba los tonos al joven quinceañero de Barranco. Mi hermana María, que es una experta en tangos, lo recuerda en sus inicios en Radio Victoria y secundado por Oscar Avilés, Arteaga y Núñez, famosas guitarras de la época, en aquel auditorio de la Cabaña y asombrando al público con su juventud.

Luego vendrían sus éxitos con Rodolfo Coltrinari y Domingo Rullo y haciendo dúo nada menos que con Roberto Tello, igualmente iniciado como cantor de tangos. El dial ofrecía como alternativas a Natalio Tursi y su Orquesta o a Galán y Casares, el inolvidable dúo de voces de Los Embajadores del Tango. En ese medio de grandes figuras triunfó Raúl del Mar y grabó muchos discos e hizo exitosas presentaciones en nuestra radio y televisión.

En su etapa de Director Artístico de Discos Virrey, fui testigo de muchas de sus grabaciones y una en particular con los arreglos de Reynaldo Cruz Carreño, pianista que conocía desde Radio Club Infantil, de Maruja Venegas. Temas como “Damisela encantadora”, “Tipitipitín”, “La zandunga” y “María Bonita” entre más de treinta canciones, fueron llevados al disco en la voz de Raúl del Mar.

Mi esposa, Gaby Rossi, integró el coro y cantó algunos solos de aquella producción. Grabó muchos L.P. para el famoso sello Virrey, cuya sala de grabaciones en la calle Belén, Radio Central, nos reunía en noches interminables, casi hasta que cantaran los gallos.

Animaba con mi agrupación una reunión en el Country Club El Bosque y aquella noche, en otro de sus salones, se presentaba nuestro personaje con el conjunto de Domingo Rullo. Aprovechando un intervalo, llegaba hasta nosotros, como cambiando de aire, y compartíamos el menú. «Al otro lado, sólo hay bocaditos», nos decía.

Al margen de esta experiencia y alejado de los escenarios, se ubicó en Relaciones Públicas en el Hospital Rebagliatti. Llegué allí por una emergencia y Raúl, demostrándome su cálida amistad, nos puso en manos del galeno correspondiente, hecho que jamás hemos olvidado.

Quién iba a pensar que años después, el 30 de setiembre de 1985, abandonaría este mundo víctima de cáncer al colon. Él se casó en 1974 en la Municipalidad de Lince con Eliana Mostajo y con la que tuvo un hijo al que pusieron Juan Carlos. Quedó huérfano a los cuatro años y sabemos que hoy es un respetado profesional del que se sentiría muy orgulloso.

Raúl Del Mar El Señor del Tango en el Perú. Dios lo tenga a su lado, porque fue la virtud de la nobleza y la amistad. Gran cantante peruano y con el que laboramos mucho tiempo en el auditorio de Radio Victoria, en los bajos de la Cabaña y donde fue estrella de estrellas. Gracias.