Por
Néstor Pinsón

ació en Buenos Aires. «El poeta del piano», así lo llamó quien fuera mi profesor de música en la escuela secundaria, el bandoneonista Vicente Demarco. A mediados de la década de 1940, circulaba la primera etapa de la revista Cantando, con un cancionero de diversos autores y artículos, varios dedicados al tema. Uno de ellos, por largo tiempo publicado, se titulaba «¿Quién me quita lo bailado?», lo firmaba Demarco.

En uno de esos artículos publicó una charla con Scalise, en la que éste le contó que desde los siete años caminaba varias cuadras hasta la casa de su profesor de música Agustín González Pinto, quien tenía la ilusión de crear un concertista, pero el muchachito, ya de once años, se le apareció un día con la precocidad de haber compuesto un tango: “Rosa de fuego [b]” (homónimo al de Manuel Jovés). Que se la pasaba en su propia casa, ante amigos y familiares, tocando ese tango y valses de Chopin. Allí surgió la idea de formar una orquestita infantil para actuar en el barrio.

El hecho se produjo y convinieron que, de haber un dinero, funcionarían en cooperativa .Los contrató el Café La Sonámbula, y se repartieron 187,70 pesos cada uno. Además, como debían actuar hasta la doce de la noche, alguien responsable debía llevarlo de vuelta a su casa .Condición impuesta por su padre. El músico se presentaba de pantalón corto y medias tres cuartos.

Su destreza y juventud le permitía ser requerido permanentemente, podemos rescatar su presencia en un trío que hacía típica y jazz en el escenario del cine Capitolio, sobre la Avenida Rivadavia, en el barrio de Liniers, pegado a otro cine, el Edison. Y alternar con audiciones en LOY Radio Nacional, estación Flores, antecesora de LR3 Radio Belgrano. El director artístico era el pionero en su labor, Pablo Osvaldo Valle, que les preparaba café y les entregaba a cada uno un vale de un peso, en concepto de viáticos, para cambiar en un comercio de venta de radios de la avenida Entre Ríos.

Estaba tocando con Anselmo Aieta en el Café Germinal cuando lo llama Pedro Maffia, la prueba fue exhaustiva pero feliz, y es aceptado en una nueva formación de esa orquesta. Los muchachos son aparte del director, Gabriel Clausi, Alejandro Junnissi, Antonio Rodio, Emilio Puglisi, José Abati, Nerón Ferrazzano, Francisco De Lorenzo y el estribillista Fiorentino. Lalo alterna en el piano con José Pascual, es el año 1930 y permanece hasta 1933. Entre las numerosas presentaciones se destacaron las del Cine Hindú, de la calle Lavalle y las grabaciones para el sello Columbia.

Lalo llama la atención por su ductilidad y es de destacar su labor en “Loca bohemia”, hermosa creación de Francisco De Caro. Una de las últimas presentaciones con Maffia fue en un concurso de orquestas realizado en el Luna Park, allí lo rodeaban el director, Gabriel Clausi, Roberto Dolard y Juan Liguori (bandoneones), Antonio Rodio, Pablo de Martino y Juan José Gallastegui (violines), Lalo (piano), y Francisco De Lorenzo (contrabajo).

Terminó la primera etapa con Maffia y llegó el momento, hacia fines de 1933, de acompañar a la cancionista Tania por Radio Prieto. Y continúa con ella y, por supuesto con Enrique Santos Díscépolo, cuando éste decide recorrer Europa formando una orquesta con varios músicos de los países visitados. Estuvieron en Marruecos, España, Portugal y París. De regreso, última escala en Río de Janeiro para actuar en el famoso Casino Da Urca. La gira finalizó en el año 1936.

Como dato curioso, la amistad de ambos llevó a Scalise a ser el músico que mayor cantidad de temas le escribió en el pentagrama a Discepolín, ya que éste tenía dificultades en este aspecto; otros fueron Carlos Di Sarli y Aníbal Troilo. Lalo actuaba con Maffia en el Tibidabo, en la calle Corrientes 1244, y hacia allí marchaba el amigo con sus novedades. Como chanza, Lalo solía contar que su amigo no lo apreciaba, pues cuando se ponía a escribir le pedía su compañía y mientras lo hacía no dejaba de hablar y servir whisky, era desbordante y bien, dijo, «podría haber firmado en colaboración varias de sus creaciones, a él sólo le importaba tener a un amigo cerca».

En 1937, formó un cuarteto junto a Enrique Rodríguez y Gabriel Clausi (bandoneones), Antonio Rodio (violín) y Lalo al piano. También organizó una orquesta para presentaciones en Punta del Este (Uruguay), en ella hizo debutar al bandoneonista Roberto Pansera, a quien tiempo más tarde, recomendó a Osvaldo Fresedo, su próximo destino, para remplazar a José María Rizzuti.

Con Fresedo puso en práctica un estilo de adornos y canto a dos octavas, una creación suya que se puso de moda en las orquestas. Cuando se alejó en busca de nuevos rumbos lo reemplazó Emilio Barbato. Lo nuevo fue retornar a Pedro Maffia en el Tibidabo, también pasó por otro conjunto formado por Juan Carlos Cobián para tocar en el Cabaret Empire y, en 1945, nuevamente Maffia en LR1 Radio El Mundo, la formación habitual en esa época era: Maffia, Alfredo Cordisco, Pascual Mamone y Torterolo (bandoneones), Elvino Vardaro, Ríspoli, Bautista Huerta y Pedro Sapochnik (violines), Enrique Marchetto (contrabajo) y Lalo al piano.

Desde 1949 a 1951 tuvo una nueva pasada por Fresedo. Estuvo al frente de la editorial musical EMBA, que funcionaba en una oficina en uno de los edificios de Paraná y Lavalle. Continuó su trabajo en nuestro país para finalmente realizar una gira por Sudamérica y anclarse en Venezuela, donde falleció en la ciudad de Caracas.

Como compositor podemos destacar los temas que le registró la orquesta de Fresedo: “Buscándote”, con Ricardo Ruiz (30 de diciembre de 1941); “Firulete”, instrumental (16 de noviembre de 1939), “Déjame soñar”, con Armando Garrido (31 de mayo de 1951); “Vida querida” con Ricardo Ruiz (10 de mayo de 1940).

Maffia le llevó al disco: “Cabecita de azabache”, instrumental (1930); además “En tinieblas” en colaboración con José María Contursi y Francisco García Jiménez; “Nada más que amor” con García Jiménez; “Un reproche” (música y letra) con la Orquesta Discépolo y la voz de Tania (1 de febrero de 1937).