in duda Internet es una caja de sorpresas. Navegando a la deriva como ave sin rumbo, igual que el tango de Carlos Gardel y José Razzano, descubrí una voz que me deslumbró por su color y su estilo gardeliano.

Se trata de Tabaré Leyton, un joven cantante uruguayo, con timbre de tenor y una expresividad fuera de lo que habitualmente se escucha en nuestros días.

Es un cantor como aquellos de los albores del tango, con media voz, fraseo con yeite, afinado pero con algunos destellos propios de su generación, y su escuela murguera.

Se nota, claramente, su potencia de tenor brillante, que guarda y administra con mucho criterio y buen gusto. Por instantes, está a décimas de milímetros de la lírica.

Me contaron mis amigos orientales que comenzó cantando en los boliches nocturnos de Montevideo y que se afianzó en el mítico Bar Fun Fun de la calle Ciudadela, dentro del Mercado Central, a espaldas del Teatro Solís. También, en el escenario móvil de Tangobus acompañado siempre por las guitarras de Eduardo Martínez y Alberto Magnone.

En el 2007, actuó en Buenos Aires junto a otros artistas porteños, entre ellos: Andrea Bonelli, Tanghetto, Rodrigo de la Serna y Luis Matteo.

Al año siguiente, cantó en la Sala Zitarrosa de la avenida 18 de Julio esquina Julio Herrera y Obes, en el centro de Montevideo, con motivo del aniversario de “La cumparsita”. También hizo presentaciones en el Centro Cultural Torquato Tasso del barrio de San Telmo, en Buenos Aires.

Tres años más tarde, ganó el concurso de la Embajada de España en el Uruguay cuyo premio consistía en la participación en el Festival de Tango de Granada de 2010. Luego, realizó una gira por España y Francia.

Ya tiene dos discos compactos, el primero de 2010, La Factoría del Tango, con un repertorio variopinto que va del tango tradicional al electrónico, con algunas composiciones propias. La producción y dirección artística del disco estuvo a cargo de Max Masri (Tanghetto) para el sello Constitution Music. Se destacan los temas de Gardel y un par de temas propios, “El tango no va a morir” y “Una foto en mi cajón”. Por este disco ganó un premio Graffiti en 2012, como mejor álbum de tango.

El segundo compacto lo presentó en la Sala Zitarrosa, en octubre de 2014 y se titula Charrúa, para la misma empresa discográfica y también con Max Masri en la producción y dirección. En este disco se destaca la participación de Rubén Rada en uno de los temas, como artista invitado. Esta producción es muy ecléctica y contiene muchos ritmos que poco tienen que ver con el tango, salvo dos o tres temas.

A Tabaré Leyton, si cuida su garganta y consolida su espíritu tanguero, le auguro un gran éxito. Es muy posible que ni él sepa el don de su maravillosa voz.