n dos oportunidades recibí cartas suyas desde París. Muy curiosas porque el sobre estaba cubierto por ambos lados de breves frases impresas en las que destacaba su intervención en el tango y al tango mismo. Frases inocentes como «El cantor que triunfó en París», etc. Una notable autopublicidad. El contenido era una excusa, como enviar un saludo a quien no conocía.

Fue un muchacho inquieto. Hijo de un conocido bandoneonista de la zona, así la música muy pronto lo atrapó. Apenas superados los 20 años de edad viajó a Buenos Aires y un músico amigo lo ayudó para poder presentarse en el Café Nacional. Conoció a gente del ambiente y pronto lo tomó Cristóbal Herreros. Más tarde se emitió su canto por un par de radioemisoras y realizó varias giras por el interior del país.

Simpático, correcto cantor y atrevido a todo lo que se le presentara en el ámbito artístico, así integró algunos elencos teatrales, hasta que una oferta le da un rumbo definitivo a su vida. Juan Bautista Deambroggio, Bachicha, le propone viajar a París. Ya no era el tango el suceso de su descubrimiento poco antes de la primera guerra mundial. Transcurría 1955 y el mundo vivía una nueva etapa.

Durante casi un año el grupo formado y el conocimiento de ese medio por parte de Bachicha mantuvieron un equilibrio. Pero Rondó prefirió largarse solo. A partir de ese momento su periplo parece interminable. Viaja por Europa, Norteamérica, donde se ingenia a través de relaciones para aparecer en varias películas en las que los principales actores eran verdaderas estrellas del cine.

Fija su residencia en Francia y recorre casi todos los países de Europa. Cada tanto volvía por poco tiempo a Buenos Aires. En una de esas estadías es invitado por Francisco Canaro para participar de las actuaciones en el Teatro Astral. En esa oportunidad, el 2 de octubre de 1961, graba con Francisco Canaro dos tangos para el sello Odeon, disco 52739 en sus faces 26991/92, son ellos “Quiero verte una vez más” y “Tiempos viejos”.

En Europa realiza más de cien grabaciones para distintos sellos, franceses en su mayoría, y alguno italiano. Recibió reconocimientos y posiblemente el más importante fue en Francia concedido por la Academia de Artes, Ciencias y Letras, en 1961, por su trayectoria.

Entre sus obras como autor y compositor, podemos citar: “Querida ciudad”, “Bodas de plata”; en colaboración con otros músicos: “Coupole” con Julio Falcón, “Capital del tango” con Héctor Grané, “Corazón latino”, “Yo te canto Buenos Aires”, “Mandinga la suerte” en colaboración con Roberto Caldarella, “Gaucho en París” con Líber Locascio, “Granero” con Aldo Maietti, “Tu voz querida” con Julio De Caro, “Designio de Dios” con Enrique Lomuto, “Libertad yo te canto”, “Escuchame Brando” con Rodolfo Montironi.

Todo un personaje para destacar en la historia de nuestra música.