Francisco Lauro

Nombre real: Lauro, Francesco
Seudónimo/s: El Tano / Pancho Picaflor
Bandoneonista, director, compositor y letrista
(17 mayo 1897 - 12 agosto 1960)
Lugar de nacimiento:
Mola (Bari) Italia
Por
Néstor Pinsón

ste singular representante del ambiente tanguero de los años 30 y 40, nació en Italia. Si bien tuvo su momento artístico, éste fue sustentado y aún superado por el personaje. Se conocían más las anécdotas que provocaba que los temas que componía.

Hoy que los tangueros son una especie en vías de extinción, ¿quién se acuerda que existió la orquesta de El Tano Lauro? Seguramente unos pocos con un largo tránsito por la vida, veteranos milongueros que recuerdan glorias de juventud.

Astor Piazzolla que, como músico de orquesta debutó con Gabriel Clausi en una actuación fugaz, se pasó a la de Francisco Lauro que tenía mucho trabajo y vio la posibilidad de ganar más dinero. Antes, tuvo que dar una prueba ante el maestro: «Se me apareció un tipo grande como un ropero, alto y ancho, yo empecé con Mozart, él me miraba sin decir nada, luego seguí con Gershwin, entonces se me acercó y me dijo al oído: «Terminá con la fantasía y marcame un tango en cuatro, chan chan chan chan». Lo hice y me interrumpió: «Ya está, vení mañana, estás en la orquesta». Recién después pasó a la orquesta de Aníbal Troilo.

Fue alrededor de 1938, que surge un nuevo conjunto tanguero: Los Mendocinos, dirigidos por Lauro. ¿Eran producto de esa provincia? En absoluto. Resulta que se venían presentando en un restaurante llamado Un Rincón de Mendoza. Por esa formación pasaron Juan Sánchez Gorio, Bernardo Blas, Jorge Caldara, Alfredo De Angelis, Eduardo Del Piano, como también los vocalistas Alberto Ortiz, Luis Mendoza, al que luego se lo llevó Sanchez Gorio y Argentino Oliver entre otros.

Era una orquestita sencilla, con un repertorio de tangos, milongas y valses conocidos, que se manifestaban con un ritmo bien bailable. Paralelamente, pasan —casi al mismo tiempo— a mostrarse en el Café Germinal. Además, debutan en LR3 Radio Belgrano. Parece que lo de Los Mendocinos pegó bien, pues De Angelis al seguir su camino con orquesta propia, se hacía llamar, Los Ex Mendocinos.

También Bernardo Blas, pianista acompañante de buen número de cantores, entre ellos Carmen Duval y Sabina Olmos, e integró la orquesta de Edgardo Donato, aprovechó la ocasión y creó su conjunto con el nombre Los Auténticos Mendocinos. Tiempo después, todo retornó a la normalidad, El Tano acaparó definitivamente el apelativo con su Sexteto Los Mendocinos.

Curiosamente, no sabía tocar el bandoneón. Tenía instinto y oído musical para componer y dar alguna indicación, pero presentaba esa deficiencia. Oscar Zucchi, el mayor conocedor del bandoneón y sus ejecutantes, junto a Julio Nudler, otro estudioso del tango, coincidieron que fingía tocarlo. Su fuelle carecía de la caja armónica y sólo emitía un sordo bufido. Sus muchachos, en una actuación formal con público presente, le gastaron una broma. Se pusieron de acuerdo y en un tango donde, en cierto momento, el instrumento se debe abrir bastante, todos se silenciaron y surgió nítido el soplido. El director no le dio importancia y prosiguió como si nada hubiera ocurrido. Nudler escribió una nota en la que los denomina «músicos figurantes», estaban para hacer número y aparentar una orquesta importante, el punto aquí es que el figurante era el director.

Fue un tipo de muy buen humor, hacedor de chistes que reía incluso de sus propios desaciertos y de su forma intrincada de hablar, fue muy querido por sus colegas.

Son de su autoría los valses “Corazón ingrato”, “Madre no llores”, “Tu eres mi vida” y “Una canción a Santiago del Estero”. Las milongas “Beso gaucho”, “Milonga brava”, los pasodobles “Gloria de Sevilla” y “Corazón gitano” y entre otros, los tangos “Perfidia”, “Que performance”, “Lo que no se olvida” y algunos temas de nuestro folklore. Para el sello Víctor registró algo más de 20 temas.

Bibliografía: Notas de Héctor Palazzo, Julio Nudler, Oscar Zucchi y Horacio Ferrer.