Por
Abel Palermo

ste notable músico nacido en el barrio de Palermo, debutó profesionalmente a los veinte años, en radio LOZ Broadcasting La Nación que después pasó a ser LR6 Radio Mitre.

En el mes de noviembre de 1936, la empresa discográfica Victor contrató al joven Hugo Del Carril —una promisoria voz—, para su debut como solista —ya había grabado como cantor de la orquesta de Edgardo Donato—; en esa oportunidad contó con el acompañamiento de la orquesta de Ribero para las grabaciones de “Nostalgias” y del vals “Me besó y se fue”. Luego, del Carril cambió de sello, pero dejó en Victor dos temas más, esta vez, con el acompañamiento del trío conformado por Joaquín Mora, Ciriaco Ortiz y Cayetano Puglisi, “Yo soy aquel muchacho” y “Luna de arrabal”.

Ribero se rencontró con el cantor en 1938 y, a partir de esa fecha, iniciaron una integración musical que duró mucho tiempo, además de una larga y afectuosa amistad. Entre ese año y 1941, grabaron dieciséis registros, algunos memorables como los tangos, “Indiferencia”, “Nada más”, “Vendrás alguna vez”, “Vieja amiga” y “Desaliento”.

Durante ese período, la dupla realizó exitosas giras por Uruguay, donde actuaron en Radio Carve. Luego, cruzaron la cordillera y continuaron por Chile y Perú.

En 1939, debutó en la cinematografía nacional —de la que, con el paso del tiempo, sería un especialista en todo lo referido a música para películas—; fue con el film de Manuel Romero Gente bien, donde el protagonista era Del Carril y él colaboró con los temas musicales junto a Alberto Soifer, Francisco Canaro, Juan D'Arienzo y Héctor Quesada.

En 1940, hicieron un ciclo por Radio Belgrano y, al año siguiente, partieron rumbo a Brasil —donde obtuvieron una enorme repercusión— y continuaron viaje hacia Venezuela, Panamá, Puerto Rico, Cuba y Estados Unidos. Esta gira duró cuatro meses y, como hecho destacado podemos mencionar las siete tomas radiales que hicieron en Cuba, rescatadas por el coleccionista y locutor Pompeyo Escala Parejo, en un disco larga duración de un sello mejicano, en 1988.

Asimismo, participó en la dirección y arreglos musicales de los temas que cantó Hugo en la película En la luz de una estrella (1941), con la dirección y argumento de Enrique Santos Discépolo, en este último renglón, con la colaboración de su hermano Armando.

En 1944, con orquesta propia y las voz de Roberto Beltrán, hizo un importante ciclo ante los micrófonos de Radio Belgrano, además, animó las inolvidables noches del recordado Palermo Palace, salón donde debutara el bailarín José María Baña, (El Pibe Palermo), en 1942.

Colaboró en la película, La dama del collar, dirigida por Luis Mottura, en 1947, en la que actúa y canta Agustín Irusta.

Nuevamente, en 1948, volvió a ser convocado por Hugo Del Carril para la dirección musical de su film Historia del novecientos, una joya de la cinematografía nacional, donde actúan el propio Hugo junto a Sabina Olmos y Guillermo Battaglia.

Al año siguiente, acompañó al cantor en un ciclo por LR1 Radio El Mundo y, en 1950, en otras dos películas: El último payador, dirigida y escrita por Homero Manzi, donde hizo la dirección musical conjuntamente con Sebastián Piana y en Surcos de sangre, dirigida por Del Carril, en esta ocasión, junto a Alejandro Gutiérrez del Barrio y por la que obtienen el premio a la mejor música de película conferido por la Academia de Artes de la Argentina y el Certamen Hispanoamericano de Madrid.

Fue un verdadero experto en música para cine. Además de las nombradas participó en más de 190 films, entre los cuales podemos mencionar: Adiós pampa mía (1946), de Manuel Romero, con Alberto Castillo y Alberto Vila; La barra de la esquina (1950) de Julio Saraceni, también con Castillo; Las aguas bajan turbias (1952) de Hugo Del Carril; El grito sagrado (1954), de Luis César Amadori, con Fanny Navarro; Más pobre que una laucha (1955), Saraceni, con Lolita Torres; La morocha (1955), de Ralph Pappier, con Tita Merello y Rolando Chaves; Catita es una dama (1956) de Saraceni, con Niní Marshall; Rosaura a las diez (1958), de Mario Soffici; El centrofoward murió al amanecer (1961), de René Mugica; Hombre de la esquina rosada (1962), también de Mugica; La calesita (1963), de Hugo Del Carril; Pimienta (1966), de Carlos Rinaldi, con Luis Sandrini y Lolita Torres; Los muchachos de antes no usaban gomina (1969), de Enrique Carreras, con guión de Norberto Aroldi; Amalio Reyes, un hombre (1970), de Carreras, con Del Carril, y su última colaboración en el año 1980, Gran valor, de Enrique Cahen Salaberry.

Como compositor nos dejo obras muy interesantes, entre ellas: “Cosas de tango”, con letra de Rodolfo Taboada; “Soy del noventa”, “A mí me llaman Juan Tango”, “Cosas viejas” y “Esa noche” (vals), con Carlos Waiss; “Quiere fumar”, con Enrique Dizeo; “Inútil”, Reinaldo Yiso; “Como perdemos el tiempo”, con Ricardo Duc; “Ronda de recuerdos”, con Víctor Alvarez (tangos) y “A diez centavos la pieza”, con Santiago Adamini y “La milonga y yo”, en colaboración con Leopoldo Díaz Vélez (milongas).

Fue un destacado creador, gran tanguero, trabajó intensamente y con mucho empeño en el cine nacional y merece, sobradamente, este humilde recuerdo en las páginas de Todo Tango.