Gaby Ubilla

Nombre real: Ubilla Fernández, Sara Julia Gabriela
Cancionista, cupletista, bailarina y actriz
(11 marzo 1913 - 16 enero 2001)
Lugar de nacimiento:
Santiago Chile
Por
Ubaldo Tuqui Rodríguez

uando uno recorre el universo tanguero, es grato descubrir que en el Océano Pacifico haya existido una perla como Gabriela Ubilla o Gaby Ubilla, como se la conoció en el ambiente artístico. Ella fue una excelente cancionista de nuestro tango y de acuerdo con lo que he recuperado, de varios libros de textos chilenos relacionados con la música y el teatro, fue «la artista más completa que haya en Chile». Desgraciadamente no existe una biografía sobre ella y vaya aquí este intento.

Nació en Santiago de Chile. Provenía de una familia de artistas. Su padre era el tenor Miguel Ubilla, un cantante con grandes condiciones para la zarzuela, de muy buena voz. Su madre era la actriz Palmira Fernández, de larga trayectoria en el teatro y en el cine mudo. Sus dos hermanas estuvieron relacionadas con el espectáculo: Marta era cantante de cuecas, de larga trayectoria y reconocimiento y Totó era actriz, realizaba actuaciones con sus distintos personajes en las boites y en la radio de Chile.

El musicólogo chileno Juan Pablo González, a quién solicité información, me comenta sobre ella: «Gabriela Ubilla, iniciadora de un importante clan de vedettes chilenas, era presentada a comienzos de la década de 1920 como una genial tonadillera infantil, que interpretaba cuplés y tonadillas como parte de los números ofrecidos por la compañía de variedades del mago Cav Calvety. Además, interpretaba canciones y tangos de Armando Carrera, destacándose con la canción en tiempo de vals, “Linda princesita”. Durante la década de 1930, Gabriela se transformó en artista de bataclán, destino que seguirían muchas cupletistas de la época. Será llamada cancionista vedette».

Gabrielita tenía apenas 8 años cuando comienza a actuar y cantar en el varieté como cupletista y bailarina. A los 15 años, realizó una gira por los países del Pacífico. Se desempeñó como comediante en la Compañía Teatral de Alejandro Flores recorriendo su país y el extranjero, entre 1927-1928. También, supo interpretar jazz en Chile hacia 1930. Grabó “La chica de Paris (foxtrot)” y “Don José (foxtrot)”, con la Orquesta Victor Chilena, temas que figuran en la página virtual Discoteca Otoñal.

Su debut como cantante de tangos se produce en la obra Se dobla pero no se rompe, junto a 14 bailarinas, según artículo aparecido en el diario El Mercurio, el 1 de noviembre de 1935, como documenta el trabajo de Maximiliano Salinas Campos: El teatro cómico de los años treinta y las representaciones de Topaze y Juan Verdejo en los escenarios de Chile. Trabajó en el Teatro Balmaceda muy conocido en Chile por realizarse allí obras de teatro universitario y principalmente teatro de revistas.

Vino a Argentina y participó cantando en distintos programas en Radio Belgrano y Radio La Nación, transformándose rápidamente en artista exclusiva de estas emisoras. En Montevideo, se presentó en Radio Carve y realizó un recital en el Teatro Artigas a pedido del público que quería conocerla, con mucho éxito siendo un verdadero acontecimiento.

En 1939, formó parte de la empresa artística Circuitos Carcellé que ofrecía un programa de variedades selectas que recorría distintas localidades de España, donde se reconoció su arte desde su llegada. En distintas publicaciones, a través del tiempo, podemos leer: «¡¡Una artista genial!!», «La genial animadora del espectáculo», «El arte de Gaby Ubilla», «La popular estilista de la canción Gaby Ubilla», «La estrella sudamericana del baile y la canción», «Gaby Ubilla, célebre por sus tangos», «La indiscutible estrella sudamericana».

Tuvo su propio emprendimiento, La Compañía Hispano-Sudamericana de la Gran Estrella Internacional Gaby Ubilla. En 1940, con sus dos espectáculos, la comedia musical De Broadway a España y su obra ¡Música Maestro! conquistó con su impronta al exigente público español.

Resultó una suerte que haya grabado varios temas y, especialmente, que se conserve el tango con el que logró su mayor proyección en España, “Nostalgia”, que en realidad es “Nostalgias” en plural. Haciendo una versión tan personal como sentida.

Fue una artista completa, con oficio, excelente manejo de su voz, muy buen fraseo y mucha emoción, llegando al receptor sin esfuerzo. Ella ha elegido un buen repertorio que no solo se compone de tangos, también hay tonadas chilenas, música brasileña, marchiñas, jazz, foxtrot y shimmys. Todo lo cantaba con mucha seguridad.

Ella hizo diferenciar a los críticos de la prensa, lo que significa cantar e interpretar una canción. Como cancionista de tangos, por sus características personales, responde al estilo de las nuestras. A través de su voz y de su cuerpo, aparece un abanico de personajes: travestida de hombre, con saco, corbata y sombrero, era un malevo, un chorro arrepentido o el botellero o una mujer muy femenina, con una imagen muy cuidada, maquillada, con su boca y uñas pintadas.

En 1942, registró grabaciones en discos Columbia, etiqueta violeta. Entre los temas podemos mencionar: los tangos “Nostalgias”, “Como te quiero”, “Hacelo por la vieja”, “Rumbo a Siberia”, “Qué le importa al mundo”, “El botellero”; el tango-fox “Sueño azul”; las marchas y marchiñas “Ali Babá”, “Lig, lig, lig, lé”, “El gallinero”; la tonada “El rodeo”. Fue acompañada por dos orquestas diferentes, la de Nicasio Tejada y la de Sigfredo Ribera.

El Investigador español, Javier Barreiro, consiguió en Madrid el Cancionero de Gaby Ubilla Nº 1, en su índice —aparte de los temas ya nombrados— figuran: los tangos: “Curda filosófica”, “No quiero verte llorar”, “Vieja amiga”; el tangón “El porteño”; las cuecas “Los sesenta granaderos” y “Caracolito”; el vals “Noche de ronda” y las canciones brasileras “Coração camarada”, “Meu amor chorou” y “Vou me emborrachar”.

Trabajó en distintos teatros y reductos de España: el Teatro de la Zarzuela, el Circo Barcelonés, en el Cómico, el Calderón, el Maravillas, el Fuencarral, el Cervantes y el San Fernando.

En octubre de 1943, en el Teatro Fuencarral, su nombre aparecía entre grandes figuras españolas del varieté como Pastora Imperio y Reyes Castizo, en el espectáculo Luces españolas. El último registro de sus actuaciones en la península fue en enero de 1946, en el Teatro Cómico, en un programa de variedades junto a Mary Begoña, Marga y Francis Stela, El Carbonerillo de Jerez y veinticinco artistas más.

Escuchar a Gaby Ubilla resulta una experiencia única. Lo que canta es algo cercano a uno. Se percibe su pasión por el tango. Fue un ser auténtico que supo cómo llegar al corazón y al alma de la gente. En mi mente resuenan estos versos con su voz: «…quiero por los dos mi copa alzar, para olvidar mi obstinación y más la vuelvo a recordar», que surgen inmediatamente en mi boca, haciéndome sentir esa nostalgia.

Agradecimientos: A Javier Barreiro por brindarme grabaciones y material fotográfico, a Carlos Picchio, Josep Pons, a la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, a la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España, a Juan Pablo González y a Discoteca Otoñal.