Alberto Bardi

Nombre real: Piluso, Domingo Alberto
Seudónimo/s: Tito
Cantor
(13 septiembre 1937 - )
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Horacio Di Giuseppe

n artista de barrio y la magia de Internet

Nació en Buenos Aires, en el barrio de Parque de lo Patricios, en la calle Aconquija, casi pasaje Los Telares, frente a la cancha del Club Piraña. Su papá, Alberto Piluso era italiano nacido en Calabria y de oficio tornero. Su mamá, Rosa Turano, era argentina hija de madre calabresa y padre criollo.

En esa casa donde se crió Tito —apodo que le puso la partera cuando nació—, vivía también su tío Romeo Piluso, que era músico, flautista del Teatro Colón e integrante de la orquesta de Adolfo Pérez (Pocholo). Además, participó en el musical El patio de La Morocha con Aníbal Troilo y estuvo en otras formaciones importantes: Mariano Mores y el conjunto Tubatango, entre otras.

De muy niño, Tito fue adquiriendo su amor por el tango en el patio de su casa, cuando presenciaba los ensayos de su tío, entre bandoneones y guitarras.

Y así comenzó a cantar —en las fiestas familiares—, tangos y su otro gran amor, las canzonettas. Otro tío suyo, Olindo Piluso, amenizaba con su voz esas reuniones, interpretando canzonettas napolitanas.

Estudió piano y música en un conservatorio de su barrio, en Deán Funes y Caseros, con la profesora Sara Rubio de Bono. Participó en varios conciertos en el Teatro Catalán de Buenos Aires, donde se destacó por su simpatía y habilidad para enfrentar al público. Lograba un entusiasmo tal, que la gente le pedía repetir sus interpretaciones y además, era mencionado en las publicaciones de la entidad y en alguno que otro diario de la época.

No es ni fue un pianista destacado, pero se acompañaba en algunos tangos, gracias a su oído musical, tal cual lo hiciera su padre cuando cantaba o acompañaba a su hermano en el bandoneón.

En 1950, la familia se mudó al barrio de Boedo. A partir de los 13 años, ya terminada la escuela primaria, ingresó en el colegio industrial Nº 5 Fray Luis Beltrán de Barracas, donde se recibió de técnico mecánico.

En esos años, Tito cantó siempre para sí mismo y para los amigos. A mediados de la década del 60, fue a estudiar con el maestro Eduardo Bonessi con quien estuvo poco tiempo.

Luego, continuó con el tenor Ricardo Domínguez quien descubrió su timbre de tenor lírico y le sugirió que, después de estudiar con él, fuera a la escuela del Teatro Colón para ser un tenor profesional. Muy a pesar del maestro, Tito le confesó que prefería cantar tangos.

Un día, otro alumno de Domínguez, nada menos que Enzo Valentino, escuchó a Bardi y sorprendido le preguntó si tenía alguna grabación. Al poco tiempo, este le alcanzó una cinta casera que Enzo hizo llegar a Osvaldo Amura, representante de Alfredo De Angelis quien, a su vez, acercó la misma a la Odeon.

Así nació su contrato con esa empresa, para la que grabó cuatro temas, todos con guitarras: “Una lágrima”, “Piedad”, “Malevaje” y el vals “Riojana mía” de Ambrosio Río (1969). En aquel entonces Tito trabajaba en la tornería de su padre en Villa Soldati.

Lamentablemente, motivos de salud sumados a su falta de experiencia en un medio muy competitivo, lo decidieron a abandonar su carrera en 1970, pero siguió estudiando canto.

En 1980, retoma su vocación, su voz había madurado y estaba en la mejor edad para cantar. Empezó a hacerlo en la Peña El Organito que administraban Rubén Pesce y Raúl Lafuente, y también en La Bodega del Café Tortoni, donde estuvo varios años.

Se presentó en radios con acompañamiento de guitarras, entre las que podemos nombrar las de: Lorenzo Ranieri, José Francisco Savignano, Atilio Eduardo Pascale, Jorge Scigliano, Jorge Juárez y Tito Douzón, todo ellos guitarristas de arrabal, gardelianos hasta la médula y con quienes grabó, tanto en estudios como en forma casera.

En abril de 1983, retornó a un estudio de grabación para participar en un long play con obras de Argentino Gutiérrez, con dos temas: el tango “Sueño gardeliano” y el vals “Las notas de mi canto”, ambas de Gutiérrez, la última, con la colaboración de Ticchol; el acompañamiento a cargo de las guitarras de Scigliano, Juárez y Pedro Fazzari.

Es interesante consignar que grabó mucho en su casa —hasta 1996—, con un excelente equipo profesional, en cassettes de cromo, en los que acumuló un invalorable material. Siempre con las eximias guitarras de sus dos grandes amigos, Juárez y Scigliano, hasta la muerte de este último, quien fue reemplazado por Carlos Loiza Gulla. En el año 2000, realizó cuatro videos para el canal Solo Tango y después, dejó el canto definitivamente.

A partir del 2006, gracias a las enseñanzas de su primo, el pianista Daniel Vicente Turano —artista argentino radicado en Suecia— y su propia iniciativa personal, Bardi aprendió computación y, de ese modo, convirtió aquellas grabaciones caseras en archivos digitalizados.

Luego, sus amigos, al comprobar los excelentes resultados, le aconsejaron que registrara sus temas en un sitio web y así, las interpretaciones de Bardi se reprodujeron por casi todo el mundo superando el anonimato del cantor. Como si fuera poco, aquellos cuatro videos del cable, fueron calificados con 5 estrellas en Youtube.

Es notable y curioso al mismo tiempo, como un material que pudo haberse perdido para siempre, gracias al impresionante fenómeno de Internet pudo salvarse y, de ese modo, un modesto pero talentoso artista de barrio logró transformarse en una estrella internacional.

Investigación y texto: Horacio Di Giuseppe.