Omar Valente

Nombre real: Valente, Antonio Felipe
Seudónimo/s: Horacio Omar Valente
Pianista, director, arreglador y compositor
(30 marzo 1937 - 1 febrero 2008)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Ricardo García Blaya

ue un músico completo, un intérprete virtuoso, de una increíble ductilidad, tanto para el piano, su instrumento predilecto, como para el bandoneón. Además, sabía tocar el contrabajo y fue un reconocido arreglador; faceta en la que se ganó un gran prestigio, instrumentando para las principales orquestas de su tiempo: Enrique Mario Francini, Francini-Pontier, Aníbal Troilo, Astor Piazzolla, Juan D'Arienzo, Roberto Caló y Leopoldo Federico, entre otras.

Nació en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Constitución, pero su extensa trayectoria en el tango comenzó en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, donde se mudó con su familia a los nueve años de edad.

De niño se interesó por la música, primero con el bandoneón de su padre, después con el piano, instrumento que le gustaba más y que constituyó su herramienta definitiva.

Con apenas 12 años fue alumno de Eduardo Rovira, quien le enseñó los secretos del instrumento y las primeras nociones de armonía y contrapunto. Se puede afirmar que era un niño precoz, en muchas de las aristas del aprendizaje superaba a los discípulos adultos del maestro. Tiempo después estudió armonía con Ernesto Rossi (Tití).

Por esas virtudes, comenzó a trabajar profesionalmente muy joven. Siendo un adolescente de trece años integró la orquesta de Ricardo Pérsico, compositor del tango “Hoja seca”, que grabó Mariano Mores con su sexteto.

Posteriormente, un desmembramiento de esta agrupación dio origen a la Típica Florida, un quinteto formado por jóvenes músicos de su ciudad adoptiva y del cual fue su director. Como dato ilustrativo, tocaron en el recientemente inaugurado Canal 7 de televisión, en 1953.

Después, al año siguiente, ocurrió un importante salto en su carrera artística. Una tarde lo escuchó Ángel Allegro, que era contrabajista de la orquesta de Horacio Salgán y quien, junto a otros compañeros, se estaba alejando de la misma para formar parte de Los Embajadores del Tango, nombre con que bautizaron el nuevo armado.

Actuó con Mario Canaro y fue reemplazo en varias orquestas. Una vez le tocó hacerlo nada menos que con Osvaldo Pugliese con sólo diecinueve años.

Una vez finalizado su servicio militar, formó su propio conjunto y fue en La Plata. Se llamó Quintango y actuó en diferentes radios porteñas, clubes, televisión y en los más prestigiosos escenarios tangueros, entre ellos El Viejo Almacén.

Su orquesta era de corte bien popular, no obstante traslucía reflejos de la vanguardia producida a partir de los años cincuenta. Recordemos su formación instrumental con los maestros Rovira y Rossi.

En el año 1965, obtuvo el primer premio en el Festival de La Falda, en la provincia de Córdoba, al frente de una formación compuesta íntegramente por músicos platenses. Tocó el piano en el quinteto de Hugo Baralis para el que escribió varios arreglos, entre ellos el de su tango “Ciudad noche”.

Junto a Néstor Marconi con su bandoneón y Héctor Console en el contrabajo, armaron en 1971, el Vanguatrío, con el que grabaron dos discos larga duración para el sello Tonodisc.

Fue un asiduo concurrente a las salas de grabación, en Argentina y también en Japón, donde fue uno de los pioneros de nuestro tango. En aquel lejano país instaló un conservatorio y realizó más de 400 arreglos para músicos nipones. En su haber podemos contar alrededor de 70 discos longplay y doce compactos.

Viajó por primera vez, como bandoneonista con la orquesta de Francini y Pontier. Y después, repitió la experiencia dirigiendo su orquesta como acompañante del cantor Jorge Hidalgo y luego, en muchísimas oportunidades más, llevando siempre en sus agrupaciones, jóvenes oriundos de La Plata.

Colaboró y acompañó en el disco a infinidad de cantantes, entre ellos podemos citar a Roberto Rufino, Virginia Luque, Alberto Podestá, Silvia Del Río, María Garay, Carlos Rossi, Héctor Darío, Reynaldo Martín, Ana Medrano, Enrique Lear y Claudio Bergé.

En su nota necrológica, el diario El País, comentó diversos aspectos de su trayectoria y de su personalidad: «Sus discípulos y colegas lo recuerdan como una persona muy divertida, de carácter fuerte pero franco y consciente de su arte».

Y pone en boca del artista: «El tango nunca ha estado en crisis. Es algo perfectamente conocido que lo que en realidad existió fue un problema con las grabadoras que sacrificaron calidad en aras de mayores ganancias.

«En los últimos años, con humildad, compartió escenario y apadrinó a nuevos cantantes platenses, transmitiendo su conocimiento y experiencia. La muerte lo sorprendió ayer, a la una de la tarde, en su habitación del Hospital Español, después de más de diez días de luchar contra una neumonía. Tenía setenta años».

Por último, cabe destacar de su obra como compositor, su primera trilogía instrumental con “Ciudad noche”, “Ciudad de tango” (1969) y “Nace una ciudad” (1970). Con el tiempo se agregarían los tangos: “Alegría de un teclado”, instrumental; “Amanece [b]”, con letra de Carlos Rossi; “Frente a tanto amor” y “Me lo dirás un día”, ambos con Leopoldo Díaz Vélez; “Tristeza de un teclado”, instrumental y la milonga, “Nací milonga”, con versos propios.

Como cierre, quiero destacar la belleza de su página “Alegría de un teclado” que, para mi gusto, sintetiza todas sus dotes de intérprete, compositor y arreglador. Los invito a escucharla aquí en Todo Tango.