Por
Abel Palermo

ue un cantor de timbre barítono, dueño de una voz cálida muy agradable, que respondió a todas las características de las voces de los años cuarenta. Sus registros fonográficos nos revelan sus sobrias interpretaciones con un moderado vibrato —del que no abusaba— y una impecable afinación.

Nació en General Sarmiento, provincia de Buenos Aires. Desde joven comenzó a tomar clases de piano, solfeo, armonía y, también de canto, su verdadera vocación.

A los inicios de la década del cuarenta, se radicó en Buenos Aires, donde hizo su debut profesional actuando en distintos escenarios, especialmente en bares y en clubes de barrio.

Durante 1947, cantó con la orquesta de Francisco Grillo en Radio Belgrano y, en una de esas presentaciones, lo escuchó Hugo Baralis, en aquel entonces violinista de la orquesta de Astor Piazzolla y lo recomendó a su director.

Hacía un tiempo que la formación tenía problemas para sustituir a su cantor, Héctor Insúa, quien había decidido retirarse y cambiar de rumbo. En un principio, lo remplazó Fernando Reyes, pero fue un paso efímero y por ese motivo, hicieron una prueba con el joven de General Sarmiento, la que resultó airosa.

La orquesta de Ástor estaba integrada por: Roberto Di Filippo, Abelardo Alfonsín, Jorge Luongo y el director (bandoneones), Hugo Baralis, Carmelo Cavallaro, Andrés Rivas (violines), Víctor Casagrande (viola), José Federighi (cello), Valentín Andreotta (contrabajo) y Atilio Stampone (piano). Las voces: Fontán Luna y Aldo Campoamor, quien la poco tiempo se alejó y su lugar fue ocupado, brevemente, por Oscar Ferrari.

Debutó con Piazzolla en los bailes de carnaval de 1948 y, en noviembre del mismo año, llegó al disco para el sello Odeon, con el tango “Cafetín de Buenos Aires” y el vals “República Argentina” de Santos Lipesker con letra de Reinaldo Yiso.

Al año siguiente, el director disuelve la orquesta, quedando instalado Fontán Luna como el último cantor de esa notable formación típica.

A partir de 1950, el cantor fue convocado por Radio Splendid para integrar su elenco. Pero, en 1952, vuelve con Ástor, ya que este fue contratado por dicha emisora para dirigir su Orquesta Estable de Cuerdas. También participó la cancionista Nilda Marino.

En 1954, se presentó como solista en los micrófonos de Radio Argentina y, al año siguiente, tuvo una fugaz participación en la orquesta del Atilio Stampone y también en la de Emilio Orlando.

Para sus presentaciones en Radio Belgrano, en 1958, Lorenzo Barbero lo contrató para cantar en su orquesta, junto a su otro vocalista, Daniel Rey.

Al año siguiente, Florindo Sassone perdió a su cantor Carlos Guido, que se fue a la orquesta de Osvaldo Pugliese y su lugar lo ocupó Fontán Luna. El otro cantor era Andrés Peyró. Actuaron en Radio El Mundo y en el Canal 7 de televisión.

Con Sassone grabó tres temas, “Soledad”, “Mano a mano” y “Tu pecado”, de Roberto Lambertucci. En marzo de 1960, se retiró de la orquesta e inició una gira por la Argentina que finalizó en la ciudad de Mendoza. Desde allí, poco tiempo después, cruzó a Chile para iniciar un largo camino, recorriendo los países del Océano Pacífico con notable éxito, durante veinte años.

En la década del ochenta, se unió al músico radicado en México, Coco Potenza y actuaron en distintos escenarios y canales de televisión de Centro América, junto a grandes figuras internacionales, compartiendo espectáculos con Luis Miguel.

En 1995, registró para el sello mexicano Pentagrama, con el acompañamiento de Potenza y Gogui Fontán, varios éxitos de su repertorio, entre ellos: “Naranjo en flor”, “El cantor de Buenos Aires”, “La última curda”, “Mi vieja viola” y, como un homenaje a Astor Piazzolla, “La bicicleta blanca” y “Balada para mi muerte”.

En un intercambio de mensajes de nuestro foro La Mesa del Café, se publicó la infausta noticia de su muerte, aunque sin mayores precisiones. Un amigo del cantor confirmó el deceso, ocurrido en México alrededor de 1997. Con esta triste nueva, cerramos este breve y justo homenaje a un talentoso intérprete de nuestro tango.