Por
Abel Palermo

ació en el barrio de Villa Crespo de la ciudad de Buenos Aires. En su adolescencia comenzó a estudiar música y a aprender guitarra, además, recibía clases de canto.

A los dieciséis años fue convocado por un cuarteto barrial, con el que comienza a participar en distintos espectáculos y fiestas.

Iniciada la década del cuarenta, actuó en confiterías y clubes, acompañado por un conjunto de guitarras. En aquel entonces, utilizaba el nombre artístico de Osvaldo Coronado.

En 1946, fue requerido por el director Emilio Balcarce para suplir al cantor Jorge Durán, que se había ido a integrar a la orquesta de Carlos Di Sarli.

Al año siguiente, el maestro Balcarce pasó a dirigir la orquesta de Alberto Marino y Osvaldo se mudó a la formación del pianista Osvaldo Donato. Fue en aquellos días que el cantor cambió su seudónimo artístico por el que sería definitivo.

A principios de 1949, un amigo le informó que Juan Sánchez Gorio estaba buscando un segundo cantor para su orquesta, ya estaba con él, Luis Mendoza. Atento al poco trabajo que tenía con Osvaldo Donato, resolvió postularse y le contó al director su problema. Éste le hace cantar en un apartado del local donde actuaba e inmediatamente lo invitó a compartir el escenario para interpretar “Lo han visto con otra”. Fue tal el éxito que el público lo obligó a cantar otro tema.

Es a partir de ese momento, que formó parte de la orquesta, ocupando el lugar que había dejado el cantor Jorge Linares. Junto con Luis Mendoza inician un rubro de cantores muy exitoso en la década del cincuenta que vendió muchos discos.

Hizo su presentación ante los micrófonos de LR1 Radio El Mundo de Buenos Aires y debutó fonográficamente en el sello Orfeo, subsidiario de CBS-Columbia, con el vals “Comodoro Rivadavia”, de Sánchez Gorio y Reinaldo Yiso, en septiembre de 1951. El primer tango que grabó solo fue “Calesita de barrio”.

Entre 1952 y 1957, se desarrolló el período consagratorio de la orquesta, durante el mismo Bazán registró muchas grabaciones, entre ellas quiero destacar los tangos: “Por qué me das dique”, “Corrientes y Esmeralda”, “Cuando me entrés a fallar”, “Doblando el codo”, (de Eduardo Del Piano y Juan Manuel Mañueco), “Fatal y tanguera” y, a dúo con Luis Mendoza, los valses “La monjita” (de Hilario Cuadros y Augusto Canstatt) y “Adiós palomita adiós” (de Sánchez Gorio y Yiso), también la milonga “Señores permiso” (de Alberto Mancione y Ángel Di Rosa).

El éxito se hizo extensivo al interior de nuestro país, donde realizaron varias giras, actuando en los escenarios más importantes. La gran cantidad de gente que iba a verlos era una prueba evidente de la popularidad de la agrupación.

En 1955, la orquesta grabó su disco más vendido y de mayor reconocimiento por el público: “Gitana rusa”, con la voz de Luis Mendoza; ese mismo año, Bazán registró otro tango de gran repercusión, “Bailemos”, en el que demuestra toda su madurez interpretativa.

Más adelante, en 1957, la orquesta realizó una importante gira por el Brasil. Al regreso, los dos cantores decidieron desvincularse de la misma, al igual que el pianista Normando Lazzara, con quien Bazán hizo un recorrido artístico por varias provincias.

Ya avanzado el año 1958, se reintegra a la orquesta de Sánchez Gorio, participando de los bailes de carnaval del año siguiente en el Club Victoria, de la localidad de Tigre. La formación contaba, además, con las voces de Alberto Aguirre, (El Cholo) y Julio Fontana. También actuaron en un ciclo por Radio El Mundo y en el Cabaret El Avión de la Boca. Fue en esa época que volvió al disco con los tangos, “Charlemos de amor” y “Mi madre y vos”, de Norberto Ramos y Jorge Moreira.

Permaneció junto a Sánchez Gorio hasta fines de 1959 y luego, se radicó en el norte del país, recorriendo con su voz las provincias del noroeste argentino.