u carrera musical se desarrolló entre los años 1915 y 1925. Dos hechos lo caracterizan: el de haber sido rengo —lo cual le dificultaba mucho encaramarse en aquellos palquitos tradicionales en los cafés y salones donde actuaba— y el de haber estado con su violín cuando en el Café ABC, de la esquina de Rivera y Canning (hoy Av. Córdoba y Scalabrini Ortiz), se estrenaba el tango de Osvaldo Pugliese “Recuerdo”.

Su colega y muy amigo José Di Clemente siempre lo calificó como gran violinista. Es escaso lo que de él se conoce, salvo parte de su trayectoria. En 1916, integró el cuarteto de Samuel Castriota, en el salón Patria e Lavoro, junto a Francisco Confeta (violín) y Vicente Loduca (bandoneón). Allí permanece durante tres años.

A partir de 1919, tiene intenso trabajo en el cuarteto del bandoneonita Arturo Bernstein (El Alemán), junto a Alfonso Lacueva (piano) y Peregrino Paulos (violín). Más adelante, se integra a otro cuarteto, el dirigido por Ricardo Brignolo, junto a Roberto Goyheneche (piano) y Domingo Petillo (violín), con actuaciones en el Café TVO.

Realizó un viaje a Tucumán para actuar en dos cafés: España y El Águila, aquí con la dirección de Vicente Gorrese desde el piano, Luis Petrucelli y Arturo Abrucese (bandoneones). Otro conjunto para actuaciones en el Centro de Almaceneros fue bajo la dirección de Samuel Castriota, junto a José Rosito (violín), Pacífico Lambertucci (batería), Roque Biafore y Víctor Vanucci (bandoneones).

En 1923, formó parte del conjunto de Roberto Goyheneche (piano), con Pedro Laurenz y Enrique Pollet (bandoneones), Luis Bernstein (contrabajo) y José Marischi (violín). Se presentaron en la glorieta de Las Heras y Pueyrredón. De allí, con el agregado de otro violín, el de Bernardo Germino, pasaron al Café El Parque, de Lavalle y Talcahuano y, al mismo tiempo, integraron el reducido número de artistas que formaron parte de los primeros intentos experimentales de Radio Cultura. Su amigo Di Clemente nos refirió de su lucimiento junto a Marchiano en el Café Colón (ex TVO) acompañando a Floreano Benavento, El Negro Eduardo (bandoneón) y César Bertolotto (piano), siempre en el año 1923.

El último de los nombrados, con los dos violinistas amigos y con Laurenz y Enrique Pollet, estrenaron el tango “El rebelde” de Laurenz y Marchiano, que fue del gusto de Julio De Caro que, el 19 de junio de 1925, lo lleva al disco. Este conjunto tuvo el reemplazo del pianista Bertolotto, primero por Gunderico Clemens y luego por Luis Visca y, a partir de este momento, se pierden nuevas actuaciones de nuestro personaje.

Como compositor se hallaron en una partitura editada por Juan Balerio los siguientes títulos: “El desacato”, “El regalón” y “El pequeño”, todos tangos. Luego, seis tangos-milonga con título y numerados del 1 al 6. “Larrondo”, “Para hoy”, que fue grabado por Roberto Firpo en 1917, “Abran cancha [c]”, “El que sabe sabe”, “La viaraza” y “La posta”. Además dos valses criollos: “Linda Thelma” y “Cadena eterna”.

Entre 1921 y 1929, se encontraron composiciones suyas que llegaron a registrarse en discos: “A la moda”, “De vuelta y media”, “En decadencia”, “Lagrimitas” —este último en colaboración con José Rainelli—, “Loca juventud”, “Mucha cancha”, “Murió de amor”, “No llores”, “La sombra de milonguita”, “Una esperanza” —junto a Luis Visca, Di Clemente y Pollet. Además, “Amelia” (vals), “Boquita de miel” (fado). Quedan otros títulos más sin mayor trascendencia, aún en su época.

Resta decir que en 1920 fue uno de los fundadores de la Asociación Argentina de Autores y Compositores de Música, un paso previo a la creación de la definitiva SADAIC.