Por
Ricardo García Blaya

ste músico porteño nacido en el barrio de Almagro, perteneció a la pléyade de directores que armaron sus orquestas en los años 50, junto a Armando Cupo, Carlos Demaría, Alfredo Attadía, Eduardo del Piano, Enrique Alessio, Roberto Caló, Angel Domínguez, para citar algunos referentes. Tener la pretensión de mencionar todas las formaciones que integró Pedevilla es una tarea casi imposible, intentaremos el desafío a partir de la década del 30.

Seguramente no fue la primera, pero en 1934, actuó en el conjunto de Daniel Alvarez, junto a su colega Nicolás Pepe y al pianista Armando Baliotti, el cantor era Agustín Volpe. Armó un trío con el pianista Samuel Averbuj y el violinista Oscar de la Fuente –compositor de la bella página, “Bailarina de tango”-, que acompañó a las cancionistas y actrices, Elena Lucena y Aída Luz, en Radio La Nación (que poco tiempo después pasó a llamarse Radio Mitre), en los años 1935 y 1936. Con Pepe integró además, un trío de bandoneones formado especialmente para tocar en los programas de Radio Stentor, no tengo precisiones sobre quien era el tercer instrumentista.

En 1936, formó parte de la orquesta de Joaquín Mora, en 1938, de la de Oscar Rossano que actuaba en Radio Belgrano; luego participó en la de Miguel Padula que se presentaba en Radio Splendid y, también, colaboró con las agrupaciones de Ricardo Malerba y Rodolfo Biagi, en esta última, los arreglos estaban a cargo de su viejo amigo Oscar de la Fuente.

En 1950, y ya con su propia orquesta, grabó discos para el sello Pampa, con un estilo y un repertorio que delataban la importante influencia que Carlos Di Sarli ejercía sobre él. Algunos ejemplos de lo expuesto son sus versiones de “Nueve puntos”, “Cuidado con los cincuenta”, “El pollo Ricardo” y “El incendio”.

En la línea de bandoneones pasaron nombres consagrados como José Dames y jóvenes promisorios como Osvaldo Piro, que debutó con él, con apenas quince años de edad.

Dirigiendo su formación, acompañó en el disco al cantor Roberto Quiroga en el tango “Agonía de amor”, de H. Vescio y, en 1952 registró, siempre en la referida discográfica, el tango “Misa de once”, con la voz de Jorge Ortiz.

Fueron muchos los cantores que pasaron por su agrupación: Hugo Soler, Roberto Beltrán y Carlos Yanel –los tres por un breve período-; Luis Omar Zunino, Mario D’Elía y Hugo del Valle –con quienes grabó algunos discos-; Carlos Olmedo –que cantó entre 1952 y 1953 porque al año siguiente se fue con Osvaldo Pugliese-; Oscar Serpa –quien registró tres temas y luego fue contratado por Di Sarli-, Héctor Omar –su cantor en el mítico Marabú-; Roberto Mancini –su cantor en el cabaret El Avión de La Boca-; Carlos Paiva –quien debuta profesionalmente con él en 1954-, Mario Luna –que permaneció con Pedevilla durante 6 años- y, posiblemente, haya algún otro que se escapa de mi memoria en este momento.

De su tarea como compositor resulta difícil rescatar algún éxito comercial, pero podemos mencionar alguno de sus tangos: “Profecía”, la letra es de León Jadlli, “Antes que sea tarde”, con versos de Casimiro García, “Del viejo San Telmo”, en colaboración con Atilio Cresta y letra de Carlos Bahr, “Ginebra”, versos de Reinaldo Yiso, “Hoy brindo por ellos”, en colaboración con Julio Martel y letra de Alberto Lago, “El tango es eso”, del que es autor junto a Susana Accorinti y la música es de Víctor Laudari, el instrumental “Algo más”. No tengo conocimiento que alguna de todas estas obras haya llegado al disco.

Sí lo hicieron, sus páginas: “Y siempre pasa igual”, con letra de Yiso, y un instrumental, “Para ella”, registrados por Pedevilla, el primero con el cantor Mario D’Elía, en 1951 y el otro, en 1952.