Por
Ángel Giuseppetti

n el comienzo estudió violín con los maestros Andrés Saggese y Miguel Gianneo, iniciándose profesionalmente a los catorce años en el Café Germinal. Luego, con el bandoneonista Juan Fava y el pianista Adolfo Pitzer se presentó en un local de la calle Triunvirato al 700.

Posteriormente, estudió el bandoneón e integró el quinteto de Antonio Scatasso, con Alberto Pugliese (violín), Fidel Del Negro (piano) y Mario Melfi (batería).

En 1926, reemplazó a Ricardo Brignolo en la orquesta de Francisco Lomuto, que debutó en el Cine-Teatro Grand Splendid, iniciando en esta misma época la serie de grabaciones eléctricas en el sello Odeon. Junto a él estaban Luis Zinkes y Haroldo Ferrero (bandoneones), Leopoldo Schiffrin, Armando Gutiérrez y Carlos Taverna (violines), Oscar Napolitano (piano), Alfredo Sciarretta (contrabajo), Carmelo Águila (clarinete), Natalio Nappe (pistón), Desio Cillotta (batería) y los cantores fueron Antonio Rodríguez Lesende, Charlo y El Príncipe Azul, alternativamente.

En 1931, Lomuto inició sus grabaciones en el sello Victor. A la línea de bandoneones se habían agregado Américo Figola y Jorge Argentino Fernández, saliendo Ferrero. Por entonces, ya comienza a ocuparse de algunos arreglos, que hasta ese momento venía haciendo solamente Carmelo Napolitano. Fue una época de mucho trabajo, la orquesta de Lomuto actuaba en el Teatro Coliseo, en el Hotel París, en el Teatro Variedades, en el Club Náutico, en el Teatro Boedo, en el Rivera Indarte, además estaban los bailes y otros tipos de presentaciones. En 1932, la orquesta de Lomuto con su primer bandoneón Daniel Álvarez participan de la fiesta de La Evolución del Tango, realizada en Mar del Plata.

En Buenos Aires el conjunto participa de distintos espectáculos teatrales y, en el Teatro Colón, forma parte de La fiesta del tango, donde se consagraron dos tangos con viento: “El huracán” y “Ventarrón”, ninguno de los dos los llevó al disco Lomuto.

Fue en esos años, en 1934, cuando Daniel Alvarez se independiza para probar suerte con su propio conjunto. Lo formó con Armando Baliotti (piano), Claudio Casano y Benjamín Holgado Barrio (violines), el propio Álvarez, Nicolás Pepe y Ricardo Pedevilla (bandoneones), Bacigaluppi (contrabajo) y Agustín Volpe como cantor. Entre otros trabajos se destacan sus actuaciones en las radios Stentor, Ultra y Splendid. Al año siguiente esta orquesta acompañó presentaciones del trío Irusta-Fugazot-Demare y, en 1936, disuelto el conjunto, integra el trío junto a Antonio Rodio y Alfredo Malerba, que acompañaba a Libertad Lamarque.

Pasado un tiempo, volvió a intentar con orquesta propia. Allí estaban Antonio Lemos, E. Trajtenberg y Adolfo Quarente (violines), Eduardo Del Puerto, C. Longo y A. Latorre (bandoneones), A. Rosacruz (piano), Hamlet Greco (contrabajo) y la curiosidad de contar como vocalista a Francisco Fiorentino. Actuaron en Radio Ultra y luego hubo una larga gira por Tucumán y otras provincias.

Posteriormente, organizó con Alfredo De Angelis un conjunto que codirigieron para actuar en el Café Germinal y, nuevamente, en Radio Ultra.

En 1937, integró Los Magos del Tango, con Juan Polito (piano), Nicolás Pepe y Álvarez (bandoneones), Bernardo Sevilla (violín) y el cantor Pedro Arrieta, quien cuando se incorporó a las huestes de Miguel Caló, pasó a llamarse Roberto Arrieta. Por esa época acompañó también, a las cancionistas Adhelma Falcón y Tita Galatro por Radio Excerlsior.

Entre 1939 y 1942 realizó presentaciones junto al famoso dúo cómico Buono-Striano. En 1944, siempre con su orquesta y ahora con el cantor Carlos Nelson, animó los habituales bailes del Palermo Palace y del Dancing Girls, para luego viajar a Mar del Plata.

En 1947, se casó con Aurelia Monserrat, el matrimonio vivió en Carlos Calvo 3913, luego en Rondeau 1899, donde nació su primer hijo, Daniel. En 1952, nació su hija María Cristina, en ese tiempo acompañaba a Alberto Marino, y participaba en los espectáculos teatrales de Blanquita Amaro, en el Teatro Astral. Con esa compañía viajó a Brasil en gira.

Se sucedieron diversas alternativas, pasó el tiempo y cada vez le resultó más difícil mantenerse con el tango, ya vivía en Castelar cuando decidió abandonar su labor musical. Se incorporó a SADAIC como inspector general recaudador, actividad de la que se jubiló en 1968.

Si extensa fue su trayectoria como instrumentista y director, no fue menor su producción autoral. La siguiente es una síntesis de sus títulos de mayor repercusión: “Sólo a una madre”, con letra de Máximo Orsi, que grabó Francisco Lomuto en 1929; “Mar de fondo”, música de Oscar Napolitano y letra suya, que también grabó Lomuto, en 1931; “Aquel nocturno”, que además de Lomuto grabó Héctor Mauré entre otros; “Como se muere de amor”, un gran éxito que registró Lomuto en 1933 y posteriormente, lo hizo Alfredo De Angelis con Floreal Ruiz y glosas de Néstor Rodi en 1943, y repitió en 1964 con Roberto Mancini, más la memorable versión de Floreal Ruiz con José Basso; “Noches de luna”, con versos de Rafael Buono, que grabó Alberto Marino con orquesta, en 1952; “Volvamos a empezar”, con letra de Eduardo Maradei, un suceso por De Angelis con Oscar Larroca en 1953 y con Carlos Aguirre en 1967, también lo grabó Jorge Vidal con acompañamiento de guitarras.

También le pertenecen “Júralo que no”, letra de Héctor Gagliardi; “Misa de arrabal”; “Novia de cristal” y, con versos de Julio Camilloni, la zamba “Pasa la promesante” y el vals “Esperemos que cambie la luna”.

Publicado en Tango y Lunfardo Nº 111, diciembre de 1995.