Carlos Varela

Nombre real: Varela, Carlos Alberto
Cantor
(16 julio 1909 - 21 diciembre 1996)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Néstor Pinsón

ació en el porteño barrio de Flores. Padres prolíficos los suyos porque dieron al mundo diez hijos, cinco de cada sexo. Pese a la abultada familia y que el dinero había que conseguirlo con gran esfuerzo, pudo ir a la escuela y cumplió completo su ciclo primario. No así el secundario que inició en el colegio Mariano Moreno, pero quedó interrumpido por su propia decisión. El quería su independencia, tener su dinero, y sus mayores lo aceptaron con el mismo beneplácito que cuando lo escuchaban trenzarse en canciones con otros pibes de su edad.

Buscó empleo y fue cadete en una empresa comercial. Un par de años mas tarde, se convirtió en empleado telefónico. Hasta que descubrió que podía dedicarse al canto profesional. Su familia, como era habitual, no le restó apoyo y fue un tío que lo introdujo en el mundo artístico. El hecho ocurrió en Radio Prieto, tenía veinte años y actuó acompañado entre otros, por el piano de Orestes Cúfaro. Fue un grato aprendizaje que duró varios meses.

Después de esa experiencia, uno de los muchachos amigos con los que solía reunirse, el letrista Vicente Planells del Campo (autor de “Honda tristeza” y “Ave sin rumbo”), le presentó a Roberto Firpo, quien le tomó una prueba y lo contrata. Vicente, estaba empleado en la sastrería Álvarez y Cabana y como tenía su porte, las oficiaba de «manequí vivant», paseándose orgulloso ida y vuelta por la calle Florida con los trajes que ofrecía la tienda.

Por ese tiempo, la actividad principal del músico eran las grabaciones. Una vez por semana, los componentes de la orquesta se reunían en los estudios que funcionaban en los altos del cine-teatro Grand Splendid, de la Avenida Santa Fe a metros de Callao. Varela comenzó a fines del año 1929, aunque el registro y aparición de los discos datan de unos meses más tarde. El debut fue el 27 de febrero de 1930, con los tangos “A Montmartre” y “Qué querés con ese loro”. Según la discografía consultada, durante ese año suma la grabación de 68 títulos, la mayoría de ellos tangos, pero también valses, foxtrots, pasodobles, rancheras y algún otro ritmo de moda. Antes de terminar el año y para algunas presentaciones en público, Firpo forma un trío con Miguel Nijensohn (piano), Héctor Presas (bandoneón), D’Amore (violín) y Carlos Varela (estribillista).

En 1931, no tuvo actividad con el maestro porque junto al pianista José Plá realizó una larga gira por ciudades de la provincia de Buenos Aires. A continuación se integró a un pequeño conjunto que dirigía el pianista Pedro Vergez, ex pianista de Juan Bautista Guido, para presentaciones en locales diversos, destacándose el café Germinal de la calle Corrientes.

En 1932, el retorno a Firpo y a las grabaciones. Fueron cuatro ese año, ocho en 1933, veinte al año siguiente, dieciocho en 1935, once en 1936, cinco en 1937 y la última, en agosto de 1938. En unos pocos temas le hizo la segunda voz uno de los bandoneonistas de la formación: Héctor Villanueva, en otras, el violinista Enrique Forte, (compositor del tango “A Belisario Roldán”).

En 1933, junto con Firpo, participó en el film Dancing, con dirección de Luis Moglia Barth, donde canta “Desde pebeta”. Y, en 1935, registraron “Cero a cero”, un tango con muy buena difusión que se pasaba en los estadios de fútbol antes del comienzo de los partidos.

Concluida la etapa con el maestro siguió por su cuenta. Pasó por varias boites de moda e hizo algunos reemplazos en un conjunto dirigido por Nijensohn. En 1940, lo encontramos en Radio Belgrano como cantor de la orquesta melódica de Eugenio Nóbile. Hacía un repertorio de canciones italianas. En dicha emisora, se encontró con dos tangueros que como él aprovechaban la ocasión de un trabajo circunstancial, eran Alfredo Gobbi y Eduardo del Piano.

Pudo haber sido cantor de Juan D'Arienzo, pero en una selección se quedó con la plaza Alberto Reynal. En 1941, fue cantor estable de Miguel Nijensohn. Una anécdota que siempre contaba como curiosidad de su paso por Radio Belgrano es la siguiente: Antonio Rodio había conseguido un contrato en la emisora pero un detalle importante lo complicaba, no tenía orquesta para el debut. Su amigo Nijensohn halló la solución, le prestó la suya con él mismo al piano.

Desde 1943 y por tres años formó parte del conjunto de Enrique Forte. En 1946, se incorporó por poco tiempo a la formación de Miguel Zabala, compartiendo los cantables con Carlos Pellegrini, nombre real de quien luego fuera Jorge Maciel.

En 1948, trabó amistad con José García, el de Los Zorros Grises, que había resuelto terminar con su orquesta, sin embargo aprovechó algunas propuestas por el interior del país y para tal fin forma un pequeño conjunto. Él, como director y violinista, su hermano Pablo y Pablo González (bandoneones), Carlos Parodi (piano) y la voz de Varela. Así fue que yirando aparecieron en la ciudad de Villa María, Córdoba, donde les ofrecieron actuar en el Hotel Primavera. Al poco tiempo, surgieron diferencias diversas entre los muchachos y García, junto a González y Varela, no sólo deciden quedarse sino además comprar el hotel y ser los músicos encargados de animar las veladas. La sociedad se mantuvo hasta 1951. En esos años conoció a su segunda mujer, con quien se casa en 1953.

En 1961, se trasladó a Rosario y con el tiempo —según una escueta nota— se convierte en empresario del transporte hasta su jubilación. Durante varios años concurrió semanalmente al Rincón de Lito Bayardo, donde un grupo de habituales concurrentes, entre ellos un conocido nuestro, Francisco Ubaldi, nos manifestó: «el ensueño que nos provocaba las charlas y evocaciones de don Carlos Varela».