Héctor Farrel

Nombre real: Cardinale, Héctor Domingo
Seudónimo/s: Héctor Farrel/Héctor Morel
Cantor
(4 agosto 1908 - n/d)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Néstor Pinsón

u historia no difiere de tantas otras vividas por muchachos que como él, desde muy pibes, intentaron cantar. El tango, ya con letra, era una novedad que avanzaba con ímpetu por las calles de los barrios porteños. Por eso, aún cursaba la escuela primaria cuando comenzó a ser requerido para animar fiestas familiares o reuniones en clubes y salones del barrio de Boedo.

Fue un cantor correcto, afinado, de un fraseo sobrio, con todas las características propias de los cantores de su tiempo. Volver a escucharlo es un lindo ejercicio para comprobar que todos aquellos vocalistas cantaban bien, aunque, como en su caso, no hayan sobresalido ni llegaran a ser estrellas.

A los veintiún años, debutó profesionalmente en el cine Cóndor, de la hoy avenida Pedro Goyena 131. Fue su decisión adoptar el nombre de Héctor Morel como seudónimo. Dura poco tiempo en ese escenario pues un espectador vinculado al medio radial lo presentó al director artístico de Radio Prieto, el español Andrés González Pulido, el famoso creador de aquel exitazo que fue Chispazos de tradición. Se pusieron de acuerdo y debutó en la broadcasting. Lo acompañaba un trío de guitarras y permaneció en cartel durante seis meses. Luego pasó a Radio Buenos Aires y a continuación a Radio Nacional.

En una ocasión, corría el año 1931, se encontró con el guitarrista Rafael Iriarte, (Ratita). Éste, le cuenta que Carlos Vicente Geroni Flores planeaba una gira por Europa y buscaba un cantor, la idea lo atrajo. Allí estaban entre otros los bandoneonistas Héctor Presas (Cachito) y Luis Moresco (el autor de las variaciones en bandoneón de “La cumparsita”). También viajaba otro cantor, Alfredo Marino, el autor de “El ciruja”.

Su ilusión —según lo confesó— era conocer muchas ciudades de otros países. Y ocurrió. Anclaron en España, para debutar en Tenerife, hubo alguna que otra presentación y enseguida surgieron problemas por la poca repercusión obtenida. Entonces, se produjo la separación del grupo, pero no de los cantores que siguieron por su cuenta.

A partir de ese momento y, según sus propias palabras, el recorrido fue extenso, con éxito y buenas recaudaciones. Incluso fueron tentados para grabar en el sello Victor español, allá denominado La Voz del Amo. Registraron dos zambas, acompañados por guitarras: “El farol de los gauchos” y “Por el camino”.

Luego de un tiempo, Alfredo Marino retornó al país y Héctor siguió por su cuenta la aventura. Así fue, que una de las primeras películas sonoras españolas, Mercedes, lo tuvo en su elenco, donde canta el vals homónimo del título del film, acompañado por la orquesta de Jaime Planas. El camino seguía abierto y pensaba continuar, pero la noticia de la muerte de su hermano mayor lo hizo regresar definitivamente a Buenos Aires, después de cuatro años.

A empezar de cero. Pero tuvo suerte y recorriendo el ambiente tanguero llegó a Pedro Laurenz que estaba formando orquesta. Luego de escucharlo, lo aceptó con una condición, que usara otro apellido artístico. Se lo inventó el propio director: «desde ahora serás Farrel» y, así, se convirtió en su primer cantor. Las actuaciones son variadas: Radio Stentor, que emitía desde Florida 8, el Café Los 36 Billares, de Corrientes 965, diversos clubes de la Capital y la llegada al disco en tres ocasiones.

El 14 de julio de 1937 registraron la ranchera, “Enamorado”, de Laurenz y “Milonga de mis amores” y el 24 de septiembre “Abandono”.

Más tarde, comentó en un reportaje, lo importante que fue para su carrera haber cantado en la orquesta de Laurenz. El mundo del tango se fijó en él, y Radio El Mundo lo contrató para actuar como cantor solista, lo acompañaba uno de los tríos de guitarristas de la emisora, Spina, Casao y Edmundo Porteño Zaldivar (el autor del famoso “El humahuaqueño”).

Luego de una temporada, nuevamente un encuentro casual, esta vez con el inspirado melodista, Joaquín Mora, quien le propuso formar un trío al estilo Irusta-Fugazot-Demare. La oferta era buena y contaba, además, con el aporte de Antonio Rodríguez Lesende. El trío se llamó, Morel-Lesende-Mora, (Héctor retoma su anterior seudónimo). Fueron contratados por Radio Belgrano, luego por Splendid y tuvieron numerosas presentaciones en diversos escenarios porteños. Lamentablemente, no dejaron ninguna grabación. El grupo se disgregó cuando Morel es requerido por Julio De Caro, otra vez como Héctor Farrel.

Fueron cuatro años de mucho trabajo, incluso en los estudios discográficos, legándonos su canto en 24 grabaciones. La primera fue el vals “Ay Aurora” en mayo de 1939 y la última, “Sorpresa de novia”, vals de Carlos Marcucci y Juan Carlos Suñé, en octubre de 1943. Del resto, cabe destacar las versiones de “Boedo” y “Copacabana”, un verdadero hallazgo, pues ambos tangos realizaron su largo recorrido en forma instrumental. Otra perlita entre sus discos, fue el tango “Esta noche”, grabado en enero de 1941.

Con la autorización de De Caro, en 1940, participó en la película Petróleo, donde interpretó “No me pidas la exclusiva”, de Julio De Caro y Enrique Cadícamo. Y respetando las mismas formas, registró con la orquesta de música melódica de Dajos Bela, dos títulos: “La polca del abuelito”, de Primo Cantalupi con letra de Antonio Galiana y el vals “Angustia”, de Osvaldo Cruz Montenegro.

A los 35 años, decidió dedicarse a otros menesteres y abandonó la canción. Fue funcionario público, ocupó un puesto en el Ministerio de Economía. También actuó en el mercado inmobiliario, fue empleado de la entonces renombrada firma Luchetti Hermanos.

Es muy probable que haya fallecido, pero no tenemos información fehaciente. En estas breves líneas y siguiendo la política de nuestro sitio Todo Tango, el rescatar la figura de Héctor Farrel resulta de estricta justicia para con aquellos que dieron su aporte a nuestra bendita música.