Vestido de ilusión, soy marinero,
a orillas de la playa a puro espuma,
con un ramo de flores que, perfuma,
me atrevo a caminar por donde quiero.
Cargado está de sueños, mi velero,
y sé que es razonable hasta en la bruma.
Por ésto es que dibujo, con mi pluma,
el sol de mi memoria, prisionero.
Escuché que hoy el viento me pedía
mil cosas, sin saber por qué, llamaba,
dejándome la duda que me inquieta.
Así es que, levanto en este día,
la copa magistral que me importaba.
Porque así, son las cosas del poeta.
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Mendoza, 6 de enero del 2017.
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