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![]() por Julio
Nudler
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Poeta, letrista, músico, recitador, difusor. (2 de junio de 1933) |
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![]() Horacio Ferrer vio la luz en un hogar montevideano
impregnado de arte. De muy niño escribía ya versos, obras
para títeres y, algo después, milongas que cantaba, acompañándose
en guitarra, para sus amigos del barrio en el sótano de un almacén.
Quien le enseñó a sacar tangos de oído en la guitarra
fue un tío materno que vivía en Buenos Aires, en la margen
occidental del Río de la Plata, adonde viajaba con sus padres
frecuentemente. Fue ese mismo tío quien le haría conocer
la noche porteña, con toda su galería de personajes bohemios.
Sus primeros tangos surgieron a comienzos de los '50,
apareciendo en ellos la temática y el estilo por momentos surreal
de sus obras posteriores. Con amigos de la carrera de arquitectura y
el coleccionista Víctor Nario inició en Uruguay un programa
radial semanal: "Selección de Tangos", desde el cual se propuso
defender a las resistidas tendencias vanguardistas. De esa audición
insurgente nacerá en 1954 "El Club de la Guardia Nueva", que
organizaba conciertos con Aníbal Troilo,
Horacio Salgán
y el revolucionario Octeto Buenos Aires de Astor
Piazzolla. A éste lo conoció en 1955, al regresar
Astor de Francia. Ese encuentro alcanzaría gran trascendencia.
Ferrer redacta, ilustra y dirige durante siete años
la revista "Tangueando", mientras sus versos y sus tangos permanecen
inéditos. En esa misma época, entre 1956 y 1959, estudia
bandoneón y comparte una pequeña orquesta. Durante este
último año publica su primer libro, El Tango. Su historia
y evolución, editado por la casa Peña Lillo. Por
las dos ondas del Sodre, la radio oficial uruguaya, pone en el aire
hasta 1967 ciclos orgánicos sobre la evolución del tango.
En lo sucesivo conduciría numerosos programas radiales y televisivos
en las dos orillas del Plata.
Tras abandonar sus estudios de arquitectura ingresó
como redactor a los suplementos del matutino montevideano "El Día",
y por pedido de Troilo escribió "La
última grela", tango con el que iniciara su trayectoria
de letrista consagrado. Los años que siguieron abundaron en hechos
significativos, y entre éstos la celebración del Primer
Festival Universitario de Tango, con la participación de Piazzolla,
Julio De Caro, César Zagnoli, Prudencio
Aragón y otros.
En 1967 graba los poemas de su "Romancero canyengue"
para el sello argentino independiente Trova, acompañado por la
guitarra de Agustín Carlevaro. El disco provoca que Piazzolla
lo invite a escribir juntos, lo que harán intensamente hasta
1973. Así surge, como primer gran fruto, la operita "María
de Buenos Aires", que en 1968 estrenan, en la sala Planeta, de Buenos
Aires, Piazzolla con su orquesta de diez músicos, las voces de
Héctor de Rosas y Amelita Baltar,
y el propio Ferrer como recitante en el papel de El Duende. Trova la
edita en dos LP, mientras van surgiendo los primeros tangos del binomio,
como el ya clásico "Chiquilín
de Bachín" y "Juanito
Laguna ayuda a su madre", mostrando un claro compromiso social.
A lo largo de 1969 surge la serie de tangos llamados
baladas, de los cuales "Balada
para un loco" constituirá un éxito resonante,
el primero auténticamente masivo que disfrutará Piazzolla.
Entre varias obras en que Ferrer despliega su peculiar imaginario, con
un lenguaje que lo distingue absolutamente de cualquier otro letrista
("Canción
de las venusinas" y "La
bicicleta blanca" son ejemplos de ello), sobresale "Fábula
para Gardel", una emocionada introducción al arte del
genial cantor, con la poética excusa de un padre que le habla
de él a su pequeño. En su estreno, el poema fue recitado
insuperablemente por el propio Ferrer en el Luna Park de Buenos Aires,
acompañado por ocho bandoneones y una gran orquesta bajo la batuta
de Piazzolla, en una noche apoteótica.
Aquellas producciones quedaron plasmadas en el disco "Astor Piazzolla
y Horacio Ferrer en persona".
Entre un extenso número de obras, presentaciones
y premios en varios países, Ferrer colaboró con importantes
artistas del género, como Roberto Grela, Leopoldo Federico, Raúl
Garello y Horacio
Salgán, con quien en 1975 compuso el Oratorio Carlos Gardel.
Al año siguiente escribió con figuras ya míticas
del tango, como Julio De Caro ("Loquita
mía"), Pedro Laurenz (poniendo
versos a "Esquinero"), Armando Pontier
("El hombre que fue ciudad"), Osvaldo
Pugliese ("Yo payador me confieso") y Aníbal
Troilo ("Tu
penúltimo tango").
Además de prolífico letrista ("Balada
para mi muerte", "El
Gordo triste" y "El hombrecito blanco" son ejemplos
de su poder creador), Ferrer es autor, entre otras obras, de "El Libro
del Tango, Arte Popular de Buenos Aires", cuya primera edición
data de 1970. Sobre todo en su edición de 1980 en tres tomos
(Antonio Tersol Editor), con más de dos mil páginas, es
la referencia obligada de cualquier estudioso.
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